Al Ejecutivo de Sánchez se le llenaba la boca constantemente con la palabra “transparencia”, pero la realidad es que del “dicho al hecho hay un gran trecho”
Ha habido acusaciones cruzadas de pucherazo entre los participantes en las elecciones para ocupar la presidencia del Partido Popular. Y hasta hay quien dice que el producto se lo trajo de recuerdo Soraya Sáenz de Santamaría de Cataluña, de vuelta de aquellas tierras donde permaneció tantos días con motivo de la aplicación del 155 y la consiguiente suspensión de la autonomía catalana. Y todo porque el pucherazo tiene la misma denominación de origen que el caganer navideño.
Utilizar un puchero como urna es lo mismo que utilizar lo que es por lo que debe ser.
Los comienzos del pucherazo no son como el nacimiento del río Cuervo, que eso sí que es bello e instructivo, pero a pesar de maldita la gracia que tiene esta trampa electoral cuando se la contaron a los diputados rompieron a reír. Era el 8 de enero de 1847, el diputado por Lérida, Pascual Madoz, expuso lo que había sucedido: «El distrito electoral de La Seo de Urgel se dividió en tres secciones: la Seo, Solsona y Guixes. Es bien seguro que al oír los Señores Diputados el nombre de Guixes dirán que es la primera vez que le oyen en su vida, porque ni es ciudad, ni es villa, ni es pueblo, ni es aldea; es una sola casa de campo, es un simple cortijo, donde sin duda para amenizar la tertulia que allí tienen ciertas gentes, hay también una taberna. Esto es Guixes; y nótese esta circunstancia: a menos de un cuarto de hora de esta casa de campo está una población importante; esta población se llama San Lorenzo de Morunis, población quo tiene más de 1.500 habitantes, población murada, que tiene buenas iglesias, buenos edificios, población con gente bastante escogida.
No significaría ciertamente nada el haberse establecido la sección en una casa aislada, al lado de una población, como he dicho, importante si los hechos que aparecen en el expediente no indicasen que aquel punto se buscase para realizar lo que se ha realizado, a saber: falsear la elección del distrito de La Seo de Urgel.
Como punto donde no había ningún género de comodidad pare verificar la elección, se encontraron desde luego con el inconveniente de que no había urna para depositar las papeletas, y buscaron en vez de urna un puchero. Ahí está una certificación dada por el alcalde, de la que resulta que votaron en un puchero». Y el copista de las Cortes que dejaba siempre constancia de todos los incidentes que tenían lugar en el Parlamento, apuntó a continuación del discurso de Pascual Madoz y entre paréntesis la siguiente palabra: risas.
Y que conste que la cita no me la he inventado. Lo podría haber hecho para solaz de mis lectores, pero uno es fiel a las fuentes históricas desde la juventud. Y cualquiera puede leer lo que he escrito en el Diario de Sesiones del Congreso, que recoge la sesión del 8 de enero de 1847 de la legislatura de 1846-1847, concretamente en las páginas 91 y 92.
Y como lo del pucherazo de Guixes le había perjudicado al partido de Pascual Madoz, no le hizo ni pizca de gracia las risitas de los diputados, por lo que prosiguió en los siguientes términos: «Los Señores Diputados podrán reírse por los hechos que voy enunciando; pero los hechos son de tal gravedad, que merecen bien que se examine esta acta y se vea si estamos ya en el caso de dar un ejemplo de moralidad anulando una elección». Y en esto tiene toda la razón Pascual Madoz, porque descubierta la trampa hay que suspender lo realizado y proceder de nuevo desde el principio.
Ahora bien, sería injusto acusar en exclusiva a Soraya Sáenz de Santamaría de haber dado el pucherazo para hacerse con la presidencia del Partido Popular. Es más, sería también injusto limitar las acusaciones de pucherazo a todos los que han actuado torticeramente en estas elecciones primarias. Y todas estas acusaciones son injustas, porque el pucherazo del PP no se limita ni en el tiempo al período de estas elecciones primarias, ni en sus agentes a los militantes del PP. Va más allá
En estas elecciones primarias el pucherazo de verdad contra quien se ha dado es contra José Ramón García Hernández
El PP viene dando el pucherazo desde su nacimiento como partido, y tan monumental y persistente trampa ha sido posible, porque han colaborado con el PP las más importantes instituciones de la sociedad española y sobre todo los medios de comunicación que, en un toma y dame publicidad para ir viviendo, han actuado según decía Rico y Amat como auténticos campaneros de las iglesias políticas.
El pucherazo del PP, o si se quiere la gran traición a la trayectoria histórica de España, ha consistido en enterrar los principios cristianos bajo el lodazal del mal menor. Por este motivo, en estas elecciones primarias el pucherazo de verdad contra quien se ha dado es contra José Ramón García Hernández, desde el momento que se le ocurrió decir que el PP tenía que atender de una vez por todas a los votantes católicos. Decir eso y ser sepultado bajo la cal viva del silencio fue todo uno.
El comportamiento de los medios de comunicación con este candidato ha sido el mismo que el que han tenido durante los últimos años con quienes han querido ser coherentes y hacer presentes en la vida pública los principios cristianos, que han cimentado nuestra civilización durante siglos.
Los obispos se han creído que Barriocanal es Napoleón y le permiten que siga tirando piedras.
Y de entre todo lo que han hecho los medios de comunicación, lo más repugnante ha sido el comportamiento de la radio y la televisión de la Conferencia Episcopal, que desde que están presididos por Fernando Giménez Barriocanal no hay día que no tiren pedruscos contra el sagrado tejado de la Doctrina Social de la Iglesia. Pero lo grave de Barriocanal no es que él se crea Napoleón, lo verdaderamente grave y dramático es que los obispos se han creído que Barriocanal es Napoleón y le permiten que siga tirando piedras.
También han participado en el pucherazo permanente del PP la mayoría de las instituciones que dicen defender la familia y la vida. Han adquirido una gravísima responsabilidad moral por cooperar al mal por medio de sus actuaciones cómplices y conniventes, y todo a cambio de un mísero plato de lentejas de unas subvenciones con las que pagar las sedes y los sueldos de sus responsables. Y por eso en esta ocasión, le ha faltado tiempo a cierta organización, controlada por una sociedad secreta, para jalear a Casado cuando le han visto apoyado por Maroto, porque dicen los teledirigidos por la sociedad secreta que Casado es el defensor la familia.
Pero no nos hagamos trampas en el solitario y digamos toda la verdad, porque los votantes católicos del PP han sido muy conscientes durante todos estos años de lo que estaba sucediendo, y han colaborado a tirar por la borda los principios cristianos de nuestra España. La prueba de que no acudían a los comicios engañados, es que cuando introducían su voto en el puchero tenían que taparse la nariz, porque el olor que salía del guiso que había dentro era insoportable. Y en cuanto al resultado de la primera vuelta de las primarias del PP, ha vuelto a ganar Lampedusa: “cambiar para que todo siga igual”.