La galaxia de la Vía Láctea.
Si, como nos tememos algunos, estamos en una sociedad fin de ciclo, casi en el umbral de una nueva época (no confundir con la ‘New Age’, se lo suplico) lo que menos debería importarnos es el cambio climático, la gran estafa del momento, y lo que más, la edad de hielo que se percibe en muchos corazones. Vamos, que no creo que el peligro inminente radique en el clima, sino en el hombre y, pasando de la teología al periodismo, en su jerarquía de valores.
La sinrazón del cambio climático: es imposible amar a la humanidad: sólo se puede amar a una persona concreta
Para entendernos, lo primero es el hombre, lo segundo la humanidad y en tercer lugar, muy en tercer lugar, el puñetero planeta. Astros, animales y vegetales, también la capa de ozono, están al servicio del hombre y éste sólo tiene que preocuparse de dejar el puñetero planeta en perfecto estado de revista para las futuras generaciones. Y ya de paso, que existan esas futuras generaciones. Pero el planeta siempre es un medio, la humanidad, una simple suma, el hombre, cada hombre, es un fin en sí mismo. ¿Por qué? Por su dignidad excelsa de Hijo de Dios.
La otra sinrazón del calentamiento global es que se trata de una grandísima mentira
Ideas madre:
- La sinrazón del cambio climático: es imposible amar a la humanidad: sólo se puede amar a una persona concreta.
- La otra sinrazón del calentamiento global es que se trata de una grandísima mentira. No existe tal calentamiento, que ha existido en todas las épocas y no hablo de eras remotas.
- Cristo no ordenó amar a la humanidad ni al planeta: sólo a los hombres, a cada hombre. Y cuando se ama a alguien no se le estima igual que al resto de la humanidad. Es más, la única forma de amor por la humanidad es amar al vecino.
- Ergo, mucho menos amar al planeta tierra. El planeta es una cosa: no se ama a las cosas.
- Más: el cambio climático no es una hipótesis científica: es un credo religioso.
- 6.El cambio climático es falso como hipótesis y peligroso como religión.
Cristo no ordenó amar a la humanidad ni al planeta: sólo a los hombres, a cada hombre
Y mucho me temo que, en breve plazo, el cambio climático importará una higa a todos. Tendremos problemas más graves de los que ocuparnos. Y de esos presuntos problemas, sí que el hombre será culpable. Me refiero a que la olla de la corrupción -antaño llamada pecado- está muy llena y puede explotar en cualquier momento.
Pero a lo mejor la gran estafa del cambio climático deja de importar