Pues por noticias como ésta. El obispo de Ars (sí, el de la zona francesa del santo Cura de Ars) ordena retirar al Santísimo de los sagrarios ante las profanaciones habidas. No, cuando alguien profana un sagrario no está buscando riquezas, está buscando dar rienda suelta a su odio a la eucaristía. Un odio que es en verdad satánico.


La profanación de la eucaristía se ha convertido en la marca de nuestro tiempo, en la marca del fin del mundo

Hay otra razón, ya vislumbrada por Chesterton 100 años atrás. Esta segunda razón para prever un fin de ciclo (que dará paso a un ciclo mejor, no lo duden) es de tipo político, social o económico, como prefieran: "Cualquiera que haya de ser la última etapa de la historia, ningún hombre cuerdo duda de que ya estamos presenciando las primeras señales. Ya no hay diferencia no de tono ni de clase entre el orden colectivista y el orden comercial ordinario; el capitalismo tiene su burocracia y el comunismo su organización. Las cosas privadas ya son púbicas en el peor sentido de la palabra: impersonales y deshumanizadas. Y las cosas púbicas ya son privadas en el peor sentido de la palabra. Esto es, misteriosas y secretas y están muy corrompidas. El nuevo tipo de Gobierno comercial combinará todo lo malo con todos los planes para un mundo mejor. No habrá excentricidad, ni buen humor, ni noble desdén por el mundo. No habrá nada, salvo una cosa abominable llamada servicio social, que significa esclavitud sin lealtad".

Las palabras de Chesterton parecen un retrato realista de 2015 escrito en 1915. Y tengan ustedes en cuenta que habla en futuro.

La forma económica adoptada por los profanadores es el servicio social, que significa esclavitud sin lealtad
Pero lo de Ars es mucho más representativo y más definitivo. La batalla final será batalla eucarística y la profanación de la eucaristía supone eso que están ustedes pensando: que la Segunda Venida de Cristo está próxima. Tanta corrupción no cabe en el mundo.

No crean que lo de Chesterton es ajeno a lo de Ars: hablan de lo mismo, desde dos perspectivas distintas.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com