- Esto ya no es incoherencia, es renunciar a tu propia historia, a tu propia identidad.
- Eso sí, sin arrepentimiento alguno. El arrepentimiento es fascista.
- Todo se resume en el Consejo de la madre del piloto: Tú, ante todo, hijo mío, vuelva bajo y despacio.
Tizones encendidos para relajarse, es lo que dijo don
Cristóbal Colón que empleaban los indios. Hojas enrolladas de buen tabaco que ardían lentamente con un maravilloso olor y que, además, relajaban el cuerpo tras una dura jornada de caza.
Ahora, la multinacional
Philip Morris anuncia que dedicará 1.000 millones de dólares a investigar el
tabaco sin humo, que es algo así como el vino sin alcohol, los toros sin muerte en la plaza y que recuerdan el consejo de la madre del piloto: "
Tú ante todo, hijo mío, vuela bajo y despacio".
En cualquier caso, que la mayor tabaquera del mundo apueste por el tabaco sin humo es el colmo de la incoherencia. Mie usted, señores de
Philip Morris International (PMI): si el tabaco es tan malo dejen ustedes de fabricar
Marlboro ya mismo, no se empleen subterfugios ligeramente absurdos. El martirio del siglo XX es la coherencia,
dijo Karol Wojtyla. Pues bien, si la mayor tabaquera del mundo quiere hacer tabaco sin humo, es decir, destruir el agradable hábito del fumeteo, no solo es porque ya ha encontrado productos sustitutos sino por ser el tabaco políticamente incorrecto y arquetipo de todo tipo de males.
Pero todo esto es lo de menos. Lo de más es que vivimos en una sociedad muy 'modelna' que camina con entusiasmo hacia el manicomio, donde una tabaquera presume de dejar de hacer tabaco porque el tabaco es muy malo para la humanidad.
O sea, ya no es incoherencia, es renunciar a tu propia historia, a tu propia identidad. Eso sí, sin arrepentimiento alguno. El arrepentimiento es fascista.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com