- O peor: la que puede ser madre.
- En el mejor de los casos la conciliación.
- Pero que una madre se dedique a sus hijos… Eso ni nos lo planteamos.
- Otro problema: la juvenalitis. Cuando la madre forma a los niños luego, a los 40, nadie la contrata.
- Y no debería ser así. Tiene toda la experiencia del mundo.
Buen vídeo y muy actual. Corre por Internet. En efecto, esos montajes se han convertido en un
verdadero género literario o, si lo prefieren, periodístico.
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En efecto, la mujer no está marginada en el
mundo laboral: esa es la tontuna que esparce la
ideología de género. La marginada es la madre.
La mujer que decide no tener hijos, generalmente matándolos antes de que nazcan, no está bien vista en el mundo laboral. Incluso se le permite lo que no se le permite a los varones.
En efecto,
las empresas no contratan a la mujer madre e incluso se parapetan contra la que puede serlo. Y luego cumplen la ley sobre
permisos maternales ciertamente, pero lo hacen con el morro torcido. Sólo las jetas y egoístas que se niegan a tener hijos (y se las nota a la legua) tiene la vía abierta.
Y si dedican una década de sus vidas, o más, a cuidar y educar a sus hijos y luego vuelven a trabajar entra en solfa
la adoración de la juventud que practica la sociedad: si no eres joven, eres medio lelo.
Muy bien recogido
en la historia que ser madre significa enseñar el universo a unos locos bajitos, lo cual es más complejo y científico que ningún trabajo.
Eso sí, creo que se queda corto. Enaltece -y hace bien- la conciliación de la vida familiar y laboral, pero nada dice de aquellas mujeres que optaron por tener hijos y quedarse a trabajar en casa.
Porque esas cumplen aún mayor labor social que las de
la conciliación (por mucho que concilien siempre algo quedará desatendido: el hogar o el trabajo)
y el Estado no les reconoce su espléndida labor: evita la sociedad de ancianos a la que estamos condenados. Y eso debería
reconocerse con un salario.
Pero claro, el vídeo no podía llegar tan lejos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com