- La mujer -y el hombre- cristiana debe ser discreta, no visible.
- Los clásicos sólo pedía discreción a la mujer: la sabiduría se la presumían.
- La iglesia no debe participar en una normativa tan injusta como la llamada violencia machista. Injusta con el varón.
Me lo paso muy bien leyendo la remozada (¡Oh sí!)
Alfa y Omega, suplemento religiosos del diario
ABC, cada día más moderno y más progre. Es decir, más tópico, una verdadera ensalada de lugares comunes.
En su penúltimo número recoge la gran decisión por la que se ha creado en Madrid una
Comisión diocesana (sí en Madrid) por una vida
libre de violencia contra las mujeres.
Contra la violencia feminista (vulgo aborto), no dice nada. De entrada, la iglesia no debe participar en una
normativa tan injusta como la llamada
violencia machista. Injusta con el varón.
Pero la horterada no podía acabar ahí. En víspera de la festividad de
Santa María Magdalena, Alfa y Omega, nos habla de la necesidad de hacer "visibles" a las mujeres.
Para mí que las mujeres
ya son bastante visibles y, en cualquier caso, dos apuntes:
1.- La mujer cristiana (al igual que el hombre cristiano) no tiene que ser visible. Lo que tiene que ser es
discreta.
Los clásicos sólo pedían discreción a la mujer porque su inteligencia y su carácter despierto se le presumían.
Y también, porque sabían que lo que pierde a la mujer es ser el centro de atención de cuantos le rodean. Sólo eso. Es en ese punto donde pierde ciencia y sabiduría.
2.-
Santa María Magdalena, aunque el Evangelio se refiere a varias marías, identificamos a la Magdalena como
la valiente que no abandonó a Cristo en la Cruz-cosa que hicieron bastantes hombres- y como la primera en recibir la noticia de la resurrección.
Ahora bien, sabemos de ellos que muy probablemente fue prostituta y, en cualquier caso, era aquella de la que
Dios había expulsado siete demonios.
Pues mira,
Alfa y Omega, cuando hables de mujeres visibles a lo mejor habría que tomar otro ejemplo para vislumbrar mejor el concepto.
En cualquier caso, ni la mujer ni el varón cristianos necesitan visibilidad: lo que necesitan es
modestia, campeonas de Alfa y Omega. No es el objetivo prioritario del Vaticano hacer visibles a las mujeres.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com