- Bien por el homenaje a los judíos víctimas del nazismo.
- Y por gitanos, disminuidos, homosexuales, testigos de Jehová.
- Pero, ¿y los católicos víctimas del nazismo?
En el Congreso de los Diputados se ha celebrado un
homenaje a la liberación de Auschwitz. Un 27 de enero de 1945, por las tropas soviéticas.
¡Bien! Auschwitz es una vergüenza y los judíos se llevaron la peor parte. Merecen que se les homenajee.
Y entonces es cuando el titular de Exteriores,
García Margallo sube a la tribuna y se arruga, es decir, se vuelve políticamente correcto. Sí, porque quien es la mejor cabeza -no me cansaré de repetirlo- del
Gobierno Rajoy ha recordado a las víctimas judías, a los víctimas gitanas,
a los disminuidos, a los homosexuales y a los
testigos de Jehová. Pero, miren por dónde, a los católicos ni mencionarles.
Y debería, porque resulta que el primer enemigo que tuvo
Hitler fue la Iglesia católica, que
condenó el nazismo antes que lo hiciera el Congreso Judío. Y no sólo eso: Auschwitz comenzó con los alemanes llenándolo de polacos, católicos en su inmensa mayoría.
Y si quieren establecer una
relación aún más próxima entre la persecución nazi y los católicos no tienen más que recurrir al campo de exterminio de concentración de
Dachau,
el mayor monasterio del mundo, donde Hitler se vengó a gusto de la Iglesia católica en sus sacerdotes.
Homenajeemos a los judíos a los gitanos, a los homosexuales, a los disminuidos, a los testigos de Jehová… pero
no nos olvidemos de los católicos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com