- A lo mejor no se trata de perseguir al varón sino de mejorar el matrimonio.
- La ideología de género piensa en los siguientes y profundos términos: hombre malísimo, mujer santa.
- Cuando el amor ha desaparecido y se trata de hacer daño, cada cual emplea sus mejores armas: la mujer, la lengua; el varón, el brazo.
Las estadísticas no se manipulan cambiando las cifras -forma demasiado grosera- sino la metodología y la presentación… que vienen a ser lo mismo.
Ayer martes
hablábamos de las cifras sobre la llamada violencia de género.
Distingue la estadística al uso entre violencia de género y violencia doméstica. Es decir, entre familias rotas, o rompiéndose, y la
violencia en una familia aún no destrozada. En primer lugar, miren ustedes por dónde, los casos de violencia cuando el amor se ha esfumado del todo,
nada menos que quintuplican a los de la familia que aguanta con las broncas habituales, mayores o menores dependiendo de las latitudes.
En segundo lugar,
la ideología de género piensa en los siguientes y profundos términos:
hombre malísimo, mujer santa.
Ahora bien,
cuando se trata de violencia en familias no rotas la mujer también aporta casi la mitad de los casos. O sea que, por lo general, han sido beatificadas pero aún no canonizadas.
Y eso considerando que el hombre-víctima de la violencia de la mujer no denuncia por dos razones:
- Le da vergüenza.
- ¿Cómo va a denunciar la ofensa de la palabra, de la injuria? Eso no le gusta a los jueces.
Ahora bien, aunque la ideología de género, la nueva necedad global, pretenda, con estas estadísticas,
demostrar que el varón es Satanás y la mujer un primor, que el macho nace como verdugo y la hembra como víctima, lo único, insisto, lo único, que demuestra es que
cuando la pareja se ha roto y cada uno quiere imprecar al otro, hacerle daño, cada cual emplea sus mejores armas: la mujer, la lengua; el hombre, el brazo.
A lo mejor, la política más adecuada no consiste en
perseguir al varón sino en tomarse más en serio el matrimonio, que no es otra cosa que donación mutua, un compromiso de por vida con un objetivo básico; la procreación y educación de los hijos, el futuro de la sociedad.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com