- La Adoración al Santísimo no es mala solución para la crisis del mundo.
- Pocas, poquísimas, exposiciones perpetuas, de las de 24 horas al día, 365 días por año.
- Excusas sobre la seguridad. ¿Desde cuándo cuando al cristiano le preocupa la seguridad?
Como todas las practicas de piedad que merecen la pena, la
adoración al Santísimo expuesto en la
custodia ha asido aplaudida por la Iglesia. Se ha disparado.
Juan Pablo II escribía estas palabras que dan sentido a la adoración perpetua ('Dominicae cenae 3'): "
La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del amor"
.
¿Para qué?: "
No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las faltas graves y los delitos del mundo".
Y el consejo final: "
No cese nunca nuestra adoración".
Sin embargo, son pocos los párrocos y pocas las órdenes y congregaciones religiosas que siguen este consejo. Las excusas para no hacerlo se cuentan por decenas. La más habitual es la de la
seguridad.
No pongo al Santísimo en la custodia porque no puedo garantizar su seguridad. Pues no la garantices, campeón. El mundo es inseguro desde que nació. El mismo
Cristo, no ha dudado en anonadarse en forma de pan ácimo para quedarse con los hombres en cuerpo, sangre, alma y divinidad.
Y sí, 24 horas. ¿Por qué no? La
adoración perpetua, 24 horas al día 365 días al año es el gran arma evangelizadora del siglo XXI.
La batalla final será la batalla eucarística y el arma es la adoración al Santísimo Sacramento.
Créanme. La adoración al Santísimo no es mala solución para la actual crisis que atraviesa el mundo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com