- O sea, muerto el perro se acabó la rabia.
- El primer caso de microcefalia en España ha servido para relanzar el muy progre racismo antihispano.
- Asistimos a una campaña homicida contra el no nacido y a una campaña racista contra los hispanos.
Es una mujer de "origen latinoamericano", aseguran en la tele. Esto es, una sudaca insensata
que viajó a su país -algo muy extraño esto de viajar a tu país- donde contrajo el
zika y el dengue.
Y claro, como estas sudacas no saben hacer otra cosa que follar, se queda embarazada y resulta que su hijo tiene
microcefalia. Y lo más grave, la muy carca
se niega a abortar. Y, aunque estamos en ello, todavía no disponemos de
aborto obligatorio.
¡Qué escándalo!
En pleno año 2016, en pleno siglo XXI, todavía estamos con estas obsesiones provida. Y la microcefalia extendiéndose cuan pandemia que podría llegar a afectarme… ¡a mí!
A continuación,
aparece ante las cámaras una doctora pedorra -sí pedorra, como quieren que le califique- y nos aplica moralina progre ante la carcundia hispana: "Si es la
pareja sexual la que ha viajado, a copular con el condón durante el resto del embarazo. Y si es la madre, "sí o sí", aúlla y amenaza la pedorra, a hacerse un análisis.
¿
Para intentar curar a la madre y al niño? Cuánta ingenuidad: ¿para presionarla, como están presionando a esta buena mujer hispana, para que asesine a su hijo en su propio vientre? Las crónicas de la telemierda (¿cómo quieren que califique a nuestra actual televisión?) insisten en que se le detectó el
zika, la muy troglodita, en
las semanas 19-20. Es decir, ¡que aún podía abortar!, bajo el supuesto, precioso, hermoso, formidable, de
aborto eugenésico. No es eugenesia para mejorar la raza, sólo para eliminar a la raza.
Oiga,
si quieren acabar con el zika lo que tienen que hacer es
irse a Iberoamérica y demás zonas afectadas y luchar contra el zika y, de paso,
contra el dengue. Y así librar a los afectados por el mal y, de paso,
evitar que se contagie a Europa.
Eso es luchar por la salud: lo otro es lo de muerto el perro se acabó la rabia. Y lo malo de este sistema es que
el perro suele morir, en efecto, pero no por ello se termina con la rabia.
O si lo prefieren, el sexo seguro del ministro Alfonso Alonso. Cualquier cosa menos defender la vida.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com