Google le había encomendado a sus robots la tarea de decidir qué vídeos de los que se emitían en Youtube eran dañiños y cuáles no. Cuáles tenían contenidos que se podían difundir sin problemas y qué otros llevaban insertos mensajes de odio, sobre racismo, acoso... Y, claro, al final ha tenido que retractarse de su fe ciega en la Inteligencia Artificial y volver a la Inteligencia humana. 

Porque Inteligencia Artificial es un contrasentido. Si es artificial, no es inteligencia. Porque las máquinas de Google no hacen juicios éticos, no pueden decidir lo que está bien y lo que está mal. Esa es una cualidad que sólo posee el hombre, el ser humano que tiene alma de la que le dotó el Creador. Y eso, por mucho que lo intenten los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, no lo van a cambiar ellos ni su alta tecnología. Podrán seguir esa máxima de "seréis como dioses", pero Dios sólo hay uno y no trabaja con buscadores de internet, ni con plataformas de vídeo, su creación es el hombre, el de la inteligencia humana. 

Así pues, el buscador de internet vuelve a contar con moderadores humanos para analizar contenido dañino, después de que los sistemas automáticos utilizados por la compañía eliminaran vídeos de la plataforma en exceso. 

Según publica ABC, entre los meses de abril y junio, YouTube eliminó más de 11,4 millones de vídeos por infringir las normas de la plataforma, una cifra bastante más elevada que la del mismo periodo el año anterior, cuando retiró alrededor de nueve millones de vídeos.

Esta cifra tan elevada de vídeos eliminados se debió a las medidas tomadas por la compañía para reducir el personal en sus oficinas con motivo de la pandemia de la Covid-19. Por esta razón, YouTube comenzó a dar a su sistema de Inteligencia Artificial (IA) una mayor autonomía para evitar que los usuarios de la plataforma vieran vídeos violentos, de odio u otros contenidos dañinos o de desinformación. En este sentido, los algoritmos pudieron identificar vídeos que podrían ser potencialmente dañinos, pero en varias ocasiones no fueron tan buenos a la hora de decidir qué debería eliminarse. 

Repetimos, las máquinas no pueden decidir entre el bien y el mal, ni ser buenas ni malas, son sólo máquinas, incapaces de juzgar algo, ni de ser buenas o malas... eso le corresponde al ser humano.