El presidente de BBVA, Francisco González, espió a ministros, empresarios, banqueros, periodistas, a sus propios consejeros… Bueno, no espió él, sino que lo hizo un tal comisario Pepe Villarejo, hoy en prisión, pero con muchas grabaciones a sus espaldas. FG pagó por ello (¿o fue el banco?) pues soltó tres cuartos de millones de dólares según informa La Moncloa.com, que incluso ofrece los teléfonos de los controlados.

Es el mismo Villarejo de las famosas grabaciones a la ministra de Justicia, Dolores Delgado. Ahora bien, yo creo que la ministra debía haber dimitido como titular de Justicia, porque en una conversación privada es donde cada cual habla como le venga en gana, aunque no por ello deja de ser una víctima de Villarejo. Ahora bien, en el caso ahora desvelado no. En el caso ahora desvelado sucede lo contrario: el presidente del BBVA, esperamos que no ha ya sido con dinero del banco, paga a Villarejo –un hombre recto y formal– para que espíe a sus enemigos y así poder vencerlos.

Es decir, Delgado es víctima, González es verdugo. A la ministra casi le cuesta el cargo. ¿Qué le va a ocurrir a FG, que se ha ido a su casa con 80 millones de euros de pensión, pagados por el BBVA? ¿Sus actos no van a tener consecuencias?