- La medicina no nos ha alargado la vida, sino la vejez.
- Y cuando llegamos a la debilidad no queremos ayuda a la dependencia por parte de un extraño sino de un próximo.
- En plata, ayudemos a la madre cuando ejerce de madre.
Mi madre va a cumplir en los próximos días 92 años y está paralizada en una silla de ruedas. Se merece lo mejor, ciertamente, pero lo mejor no es celebrar el Día de la madre con un periplo de Viajes Ecuador. En otras cosas, porque no puede, y creo que tampoco quiere viajar.
Es la nueva economía: no tenga usted hijos, viva cuanto más mejor, eso sí, viva mal, porque
la medicina no nos ha alargado la vida, sino la vejez.
Pero eso sí, cuando necesitó usted ayuda para tener hijos y criarlos y educarlos entonces no recibió ninguna. Es más, le exigieron a su esposo y a usted, que trabajaron ambos siguiendo el mandamiento de la modernidad:
Dos sueldos, ningún hijo. Y una vida cara, por lo demás, con gastos absolutamente innecesarios
y lujos que en nada contribuyen a la felicidad.
No tuvo salario maternal para vivir su juventud y su vida adulta con cierta dignidad y
ahora tampoco tiene financiación para la dependencia y en cualquier caso, aunque cuando la haya, usted no quiere depender de un extraño sino de alguien que la quiera.
Así que mejor que celebrar el día de la madre
celebremos la instauración de un salario maternal, verdadero eje, no del Estado del Bienestar, sino de lo que es más importante: de la sociedad del bienestar. Porque un salario por tener un hijo es de justicia. El día de la madre es un invento comercial.
En plata, ayudemos a la madre cuando ejerce de madre. Más salario maternal y menos día de la madre.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com