- Así que el XFEL, desnudador de la materia, no puede desnudar el espíritu.
- Porque el espíritu -gran error cientifista- es aquello que no ocupa lugar.
- No es pequeño, es que no es materia.
- En concreto, el espíritu humano es el que conoce y ama.
- Y por eso, el Cielo no es un lugar, pero es.
Me parece un acierto que la prensa, especializada o no, esté explicando el
XFEL, el acelerador de partículas construido en Hamburgo como un aparato de rayos X a lo bestia que "desnuda la materia". Es decir, al modo de un cristal de aumento, una curiosa lupa que no ve, sino que va más allá:
identifica los procesos que se suceden en el mundo material. Que en materia de conocimiento, una cosa es ver y otra explicar. Hasta ahí todo perfecto.
Ahora bien, lo que me preocupa es la tendencia común a pensar que el espíritu es una materia muy pequeñita y que, por tanto, la nanotecnología es una especie de auscultador de lo espiritual.
Pero no. Resulta que el espíritu (el alma, la personalidad la psicología, la persona, como ustedes quieran llamarlo), aquello que no tiene materia, es lo que no ocupa espacio, aquello que ni el potentísimo
XFEL puede desnudar. Y es que el espíritu no es algo muy chiquitito sino algo, o alguien, que no ocupa espacio, que no se puede medir ni contar,
que no tiene principio ni fin. Y el más potente acelerador de partículas puede desnudar cualquier tipo de materia -y es un gran invento que todos aplaudimos- no puede desnudar lo inmaterial.
Es sabido que
los cirujanos llevan mascarilla para no ser reconocidos en caso de que el paciente muera. Con los científicos ocurre lo mismo: se habla de investigadores sin proporcionar mucha información sobre ellos para no ser reconocidos ni señalados, ni 'pitorreados' cuando su hipótesis se demuestre falsa.
Pero tampoco podemos caer en aquello de que "el Cielo no es un lugar". Ocurrió cuando uno de los mejores filósofos contemporáneos,
el fenomenológico polaco Juan Pablo II, aseguró que "el Cielo no es un lugar". De inmediato, la cantidad de cantamañanas, algunos muy formados, comenzaron a deducir que, si el Cielo no era un lugar, el Cielo no existía. Y
lo había dicho el Papa.
En sus abiertas mentes, estos cientifistas no cayeron en la cuenta de que el espíritu no ocupa lugar pero no por ello deja de existir. El Cielo no es un lugar, pero es.
¿Qué cómo puede definirse el espíritu humano, la parte inmaterial del hombre, en positivo? Sencillo. El espíritu es la parte del hombre que conoce y ama (u odia).
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com