Deliveroo se va de España y Glovo aprovecha para lanzar una megacampaña publicitaria, a ver si se queda con todo el mercado. No es para llorar que se vaya la plataforma, pues son unos aprovechados, como todas las plataformas y sería bueno que una empresa española, no Glovo, creara su propia plataforma y cubriera el hueco. A lo mejor explota menos.

Cuando un autónomo se convierte en asalariado no es el trabajador el que sale ganando, tampoco el empresario, sólo el Estado, por las altísimas cuotas sociales

No, no es para llorar. Para llorar es por qué se va: por la ley ‘riders’ de la señora vicepresidente segunda, Yolanda Díaz. Y es que a la izquierda chusca que nos gobierna no le gustan los autónomos, porque no le gustan los hombres libres y que, además, no le tienen pánico al trabajo. Lo que le gusta a izquierda son los vagos que viven de la subvención pública, o sea, del dinero de los demás.

Pero resulta que a muchos bicicleteros, trabajo duro, sí les gustaba ser autónomos: se pagaban su propia Seguridad Social y trabajaban las horas que querían trabajar. Trabajaban duro pero ganaban una salario digno sin pensar en cómo se iban a jubilar. Cuando un autónomo “entra en plantilla”, el que sale ganando no es el trabajador, que cobra menos, tampoco el empresario que paga más impuestos, sino el Gobierno, que cobra las altísimas cuotas sociales, enemigas de la contratación.

A la izquierda no le gustan los autónomos: lo que le gustan son los vagos

Y es que a la izquierda le gustan los vagos. Ellos lo llaman lo público.