Yo entiendo a María Antonia Trujillo. La ex ministra socialista está enamorada de un marroquí y su corazón le ha indicado que Ceuta y Melilla son marroquíes y deben ser entregadas a Mohamed VI en cuanto regrese de sus juergas parisinas. Es lo que tiene el amor: entrega total en todo, soluciones habitacionales incluidas.

Entiendo menos al presidente de Melilla, Eduardo de Castro, expulsado hasta de Ciudadanos, quien entregó el gobierno a los mahometanos, con el apoyo incondicional del PSOE... el mismo que ahora se rasga las vestiduras ante la opinión de María Antonia, su colega, 

De Castro entregó Melilla a los marroquíes, cuyo ofrecimiento fue aceptado con mucho gusto por los socialistas... por el bien del pueblo melillense y con el único objetivo de expulsar al PP de la gobernanza. 

Es como lo de Argelia: Sánchez cede el Sáhara a Marruecos... ¿a cambio de qué? Al parece de problemas con Argel, nuestro principal proveedor de gas.

Trujillo pretende entregar Ceuta y Melilla a Rabat, a cambio de qué. De nada, era para hacerle un favor a su amor aunque cabe la posibilidad de que el maromo no esté dispuesto a hacer favor alguno a España.

Pero lo de Trujillo no es más que una anécdota, aunque un tanto molesta. Lo importante es esto: gracias al PSOE, los musulmanes mandan en Melilla e influyen en Ceuta. Cuando llegue el enfrentamiento directo, los islámicos apoyarán a Marruecos, aunque lleven décadas huyendo de la miseria y la tiranía que les impone Mohamed VI. No aman a su rey pero odian cordialmente a España. No todos, claro está, sólo la inmensa mayoría.