Sr. Director:
Después de vivir unos años en el extranjero me ha sorprendido que en España, ahora, el Viernes Santo sea un día comercial casi como otro cualquiera, mientras que el uno de mayo o de enero, fechas menos trascendentes, los grandes centros sí cierren al público.
Una causa puede ser la islamización, que, lentamente, planta su tienda en la España de la Reconquista al tiempo que la descristianización mediática y real avanza, porque, ¿cómo olvidar el día que se conmemora al Dios cristiano entregado a un maltrato y muerte ignominiosos por amor a una humanidad desagradecida, yendo de compras o sin dejar de lado la codicia?
Esta Semana Santa deberíamos llenar las iglesias, orgullosos de nuestra tradición que quiere ser desbancada por credos enemigos de nuestra cultura o por un agnosticismo estéril y repasar el relato de la Pasión del Cristo en su esfuerzo heroico para evitarnos la cárcel eterna a costa de su vida, a costa de una vida dedicada a enseñarnos el camino del Cielo.
Ojalá que la trascendencia llame a nuestra puerta y recuperemos la ilusión por conocer mejor a ese Dios amante que quiso vivir y morir como hombre, pongamos en orden los asuntos de nuestra alma, siendo muy escépticos con los que denostan nuestra herencia cristiana.