Sr. Director: Uno  de los sectores más importantes en los que España se juega su futuro es la Educación. Para  algunos políticos la educación es el cuartel de invierno que hay que asaltar, para controlar a la sociedad e imponer desde la infancia uno modelo educativo trasnochado y decimonónico en que todo se reduce cercenar la libertad de educación para imponer un modelo educativo único basado en la escuela pública, única, laica, controlado por el gobierno. Por lo que se ve lo único que preocupa a algunos es el lugar ocupa la  asignatura de la Religión y cómo se obstaculiza el derecho de los padres para que sus hijos reciban la formación moral y religiosa que estimen conveniente sin seguir marginado y perseguidos. Mientras esto sucede la sociedad digitalizada  exige más calidad educativa, para que los alumnos puedan recibir una educación más acorde con la globalización y competitividad  y la excelencia. Internet y las Redes sociales están cambiando el modelo educativo de forma imparable  y al que la educación debe acomodarse. El intento de LOMCE para mejorar la calidad  Educación está destinado al fracaso, no porque sea negativa, sino porque será derogada, como han sido todas las leyes que  no hayan sido las del PSOE, que son las únicas por las que se ha regido el sistema educativo español desde 1983. La LOMCE va a ser modificada en el delicado aportado de las Reválidas como ya lo está llevando a cabo el nuevo ministro de Educación  Íñigo Menéndez de Vigo. Según los borradores que circulan, estas pruebas han cambiado, porque serán los Gobiernos de las Comunidades Autónomas los que podrán fijar  las preguntas y las fechas en las que se han de celebrar. Los aspectos más importantes de las reválidas en la ESO y en  Bachillerato son los siguientes. A la llamada Reválida de Bachillerato no se podrá  presentar ningún alumno con asignaturas suspensas. Los alumnos de la ESO pueden presentarse a la respectiva Reválida con dos asignaturas pendientes, siempre que no sean Matemáticas y Lengua Castellana. Tanto unos como otros deberán aprobar las reválidas correspondientes para tener los títulos. Estas  reválidas van dirigidas a los alumnos de 15-16 años (ESO) y 17-18 años (Bachillerato). Deberán además formalizarse en todos los centros públicos, concertados y privados. Un aspecto muy importante es la obtención de la nota de final de etapa. Así en la ESO cuenta un 30%  la reválida y un 70% la media de las asignaturas. Mientras en el Bachillerato, cuenta un 40% y un 60% la media de las asignaturas. Es muy importante tener en cuenta que  el Gobierno Central elabora un marco general con un diseño y unos contenidos comunes y las CCAA se encargan de la redacción de las pruebas, la fecha, las guías de corrección, así como los correctores y la resolución de las reclamaciones. Hay un interrogante básico: ¿respetarán los gobiernos nacionalistas las competencias del Gobierno Central? La solución el 26-J. Fidel García Martínez