Tras su vuelta a las actuaciones en directo en escenarios españoles, el genial Plácido Domingo ha recibido el cariño y el respeto de un público entusiasta que ha aplaudido, puesto en pie, su talento, incluso antes de empezar a cantar. El último gesto de este tipo ha tenido lugar en el espectacular escenario del Teatro Romano de Mérida el pasado 25 de septiembre, donde más de 2.000 espectadores le acogieron en su regreso a este lugar después de más de 30 años.
El tenor madrileño actuó acompañado por la soprano rumana Adela Zaharia, el tenor vasco Xabier Anduaga y la Orquesta Filarmónica de España, dirigida por el catalán Josep Caballé Doménech. Domingo se rodeó de jóvenes valores con una gran proyección internacional que estuvieron a la altura de la cita y del momento, sin duda histórico para la ciudad de Mérida y el Stone & Music Festival que es, junto al ciclo de Teatro Clásico el principal acontecimiento cultural de la capital de Extremadura. Tanto Adela como Xabier proceden, por cierto, de Operalia, el concurso internacional creado por el propio Plácido en 1993 para descubrir y lanzar jóvenes valores. La próxima edición será del 18 al 24 de octubre en el histórico Teatro Bolshoi de Moscú y concursarán 34 talentos de entre 18 y 32 años procedentes de 15 países.
En la gala se interpretaron arias de diversas óperas como Andrea Chenier de Giordano, Romeo y Julieta de Gounod, La fille du régiment de Donizetti, Hamlet de Thomas, Les pecheurs des perles de Bizet, e I vespri siciliani, La forza del destino y La traviata de Verdi. En el apartado de zarzuela se cantaron obras de Moreno Torroba, Chapí, Vives y Soutullo y Vert. Por su parte, Caballé y la Orquesta Filarmónica de España ofrecieron la Marcha Triunfal de Aida, la obertura de La forza del destino de Verdi, el preludio de El Bateo de Chueca y el intermedio de La boda de Luis Alonso de Giménez. Para el final, había reservada una gran sorpresa para el público cuando se cantó En mi tierra extremeña (Luisa Fernanda) de Moreno Torroba, un tema recibido con una sonora ovación con la que Domingo y Zaharia acabaron de ganarse a un público que todavía disfrutó de cuatro bises en el apartado de las propinas.
Plácido Domingo estuvo acompañado por su mujer Marta Ornelas, con la que lleva casado 58 años, su hijo Álvaro, que actúa como su secretario, su asesor, y varios familiares. Marta, que abandonó su carrera de soprano para apoyar a su entonces joven marido, ha comentado “Era incompatible abarcar todo si quería llegar a ser la mejor en mi profesión. Y me dediqué a ser lo que soy: esposa, madre y, cuando llegaron los nietos, abuela”. Pero es mucho más. Además del apoyo más firme de Plácido en todo momento, incluidos los malos recientes o en momento delicados de salud –como cuando le diagnosticaron cáncer de colon en 2009 o el Covid en 2020– y su crítica más feroz cuando hace falta, alecciona a los jóvenes cantantes, les indica cómo posar y cómo vestirse, les señala fallos en las arias y les dice cómo moverse en el escenario. Es una auténtica directora de escena, también para el maestro.
Enrique Sancho
OPEN COMUNICACIÓN