¡Ah, pues yo tengo en casa un botijo que en tiempo de verano hace un agua muy fresca! Acerca de la supuesta moción de censura al gobierno de Pedro Sánchez.  

Según diversos estudios de opinión realizados en las últimas horas, casi el 60% de los españoles considera que la «moción de censura» ha acabado beneficiando a Pedro Sánchez… y apenas un 13% a VOX. 

Durante las últimas semanas los hooligans de VOX (también los de los otros cárteles mafiosos que se hacen llamar partidos políticos) han estado enzarzados en discusiones interminables en las redes sociales acerca de la ocurrencia de Santiago Abascal de presentar una «moción de censura» al gobierno de España del que forman parte socialistas, comunistas, etarras y separatistas. Los voxingleros, siguiendo las órdenes de los oligarcas y caciques que dirige Abascal, han presentado tal evento como si tuviera una enorme trascendencia y afirmaban (ilusos ellos) que habría un antes y un después, y que a partir de la «valiente iniciativa» de su principal capo, España iba a cambiar de manera radical… Daba igual que se les dijera que Abascal ya presentó otra moción con supuestamente los mismo objetivos y que fue un rotundo fracaso y que en esta ocasión era previsible que ocurriera lo mismo, ya que VOX sólo cuenta con 52 diputados y que, ni siquiera sumando con los del PP -88- se alcanzaba la mayoría suficiente para desalojar a Sánchez y sus secuaces del gobierno de España. 

Los hooligans de VOX que, tal como los de los restantes partidos con representación en las instituciones tienen mentalidad servil y no de ciudadanos, siguiendo las directrices de sus capos, han repetido hasta el hartazgo que la «moción» era imprescindible, aunque sólo fuera para ponerles las caras coloradas a los miembros del Congreso de los Diputados, y a los del PP en particular.  

De poco valía que se les añadiera que era abrir la puerta al lucimiento de Pedro Sánchez y que éste convertiría la moción en un mitin y que, además, la misma daría como resultado que las televisiones y demás medios de información y creadores de opinión (y de manipulación de masas) se centraran en la estúpida moción y dejarían de hablar de los despropósitos y barrabasadas que conciernen al PSOE y sus socios: los enésimos casos de corrupción, de despilfarro, de malversación de fondos públicos, las excarcelaciones y rebajas de penas a violadores desde la entrada en vigor de la ley «sólo sí es sí», la ley de eutanasia, la ley del aborto, la huelga de los «letrados de la Administración de Justicia», el aumento del paro, la inflación, la subida de «la cesta de la compra»… Ilusos ellos, estaban en el convencimiento de que la iniciativa de Santiago Abascal iba a resultar un revolcón para el gobierno de Sánchez y sus socios y al mismo tiempo un motivo para arrastrar, como poco acercar, al PP de Feijóo hacia sus supuestos objetivos y sus tesis y que éste abandonara su tendencia socialdemócrata. 

Los hooligans de VOX, aparte de insultar a todo quisqui, no han parado los días previos a la puesta en escena de la supuesta moción de censura, de llamar cobardes a quienes no apoyaran sus «argumentos», de acusar a todo el que osara rechistarles de antiespañoles, y lindezas por el estilo. Nada los desviaba de su continuo repetir eslóganes tal cual haría un loro. Todo les daba igual. 

Recuerdo que durante los dos días que ha durado la obra teatral, la tragicomedia, en la que se ha sucedido un mitin tras otro, y no ha habido debate de ninguna clase, ni propuestas de soluciones a la terrible situación que sufrimos España y los españoles, yo no paré de advertir que transcurridos los días, los pocos españoles que han seguido tamaño esperpento se olvidarían por completo y continuarían con sus rutinas cotidianas, y, como mucho habría algún que otro tertuliano o «todólogo» que seguiría durante algunos días haciendo mención al asunto… Pues, de los hooligans de VOX sólo recibí improperios… 

Ahora, al día siguiente, los mismos fanáticos afirman sin ruborizarse que «VOX ha ganado la moción de censura» y que se sienten contentísimos con haberles puesto las caras coloradas a todos los diputados que no han apoyado «su moción» o se han abstenido… Y añaden -ilusos ellos- que después de semejante faena van a «barrer» en las próximas elecciones municipales, regionales y generales. Claro que, en esta ocasión, como cuando tienen lugar elecciones «todos los partidos ganan y ninguno pierde»; lo cual no deja de ser cierto, pues entre los diversos partidos-cárteles hay un acuerdo tácito o explícito, según los casos, de no hacerse especial daño, de turnarse en el ejercicio del poder y de respetar determinados territorios y capacidad de influencia; tal es así que si en algunas ocasiones no son elegidos determinados capos, los otros partidos les abren las puertas y los acogen en su seno de forma entusiasta, o los colocan en empresas gubernamentales o casi…  

Volvamos a la supuesta moción de censura: 

Todo lo que vengo narrando demuestra que los voxingleros, los hooligans de VOX, viven en una realidad paralela, aparte de tener una mentalidad servil. Todo ello demuestra que ignoran que la mayoría de los españoles, en estos momentos, ocupan sus mentes en otros asuntos y les importa un bledo el espectáculo del Congreso de los Diputados, espectáculo que es seguro que la mayoría no ha seguido, salvo quienes por razón de edad están pegados diariamente al televisor por no tener nada mejor que hacer para matar el tiempo, que es seguro que no han aguantado peroratas plomizas y aburridas como las que se han sucedido durante día y medio… 

De veras que es alucinante que los voxingleros estén en el convencimiento de que habrá un antes y un después de la moción para bien de VOX… 

Y, para recochineo, aunque pueda haber muchos españoles que coincidan con el diagnóstico que Abascal y sus secuaces hacen de la situación que sufre España, siguen sin plantear un verdadero programa de gobierno. Y no exponen un verdadero programa de gobierno, no proponen acciones concretas, no enuncian objetivos (ni a corto, ni a medio ni a largo plazo), ni nombran cuáles son los procedimientos que van a utilizar, ni con qué medios humanos y materiales van a contar, ni en qué periodo de tiempo pretenden conseguir sus supuestas metas… y no lo hacen porque, aparte de declaraciones de buenas intenciones (de las que está empedrado el camino del infierno) a las que llaman ampulosamente «Cien medidas urgentes de VOX para España», en realidad no poseen proyecto de ninguna clase, por la sencilla razón de que sus capos nunca se han planteado gobernar, pues sus objetivos son los que son: parasitar, vivir de nuestros impuestos, como vienen haciendo desde la adolescencia, como es el caso de Santiago Abascal, amadrinado por Esperanza Aguirre. 

Pero ¿Cuáles son realmente las cuestiones que son prioritarias para los españoles, qué les inquieta, qué les preocupa, qué ocupa su mente? 

A pesar de los fuegos de artificio, los espectáculos de prestidigitación, utilizados por el gobierno para tener distraída, entretenida a la población, a la manera del «panem e circenses» de la antigua Roma, para provocar también el conformismo, el embrutecimiento y el infantilismo; millones de españoles piensan día tras día cómo comprar en los supermercados, o cómo pagar sus facturas , o cómo llenar el depósito de combustible de su automóvil y llegar a fin de mes sin tener que endeudarse o utilizando los ahorros guardados para hacer frente al futuro con tranquilidad. También están los que procuran tener criterio propio, para lo cual es necesario estar bien informados, y esos, además del corto plazo, también se plantean que hay que hincarle el diente a determinados asuntos como el ínfimo índice de natalidad a la vez que se alarga la esperanza de vida, o el futuro de las pensiones, o el futuro de sus hijos, dada la pésima calidad de la enseñanza en España; e incluso hay otros que van más allá y se plantean que los diversos ámbitos de la administración del estado pecan de algo más que de «desgobierno» y que en realidad, en España no existe «estado de derecho» y menos separación de poderes… y un largo etc. De nada de ello se han apuntado soluciones en el Congreso de los Diputados… Y… los que realmente procuran estar bien informados (que como afirma Jason Brennan en «Contra la democracia» somos una pequeñísima minoría sin apenas influencia) saben sobradamente que dentro de pocos días la «moción» se habrá convertido en un hecho casi histórico -en el sentido de la palabra- y remoto. Y Pedro Sánchez seguirá en el Palacio de la Moncloa mientras socialistas, comunistas, separatistas y etarras sigan apoyándolo, por más que a muchos nos fastidie. 

Lo único que puede provocar en España una verdadera moción de censura, es que en las próximas elecciones municipales y regionales del 28 de mayo se presente una candidatura de unidad de todos los españoles decentes que abra la puerta a un cambio social profundo en las próximas elecciones generales y no un mero cambio cosmético para que todo siga igual. De ello depende que las sucesivas elecciones que se convoquen este año no sean un engaño de un prestidigitador, un juego de magia blanca (o negra, ¿quién sabe?), una nueva estafa al pueblo español. 

Como he repetido en múltiples ocasiones, España necesita una cirugía regeneradora de urgencia, para lo cual hay que acudir a los buenos gestores de dineros ajenos que, están en la empresa privada; gente con probada experiencia y exitosa trayectoria que, insisto: sin duda no están entre los capos de las diversas agrupaciones mafiosas que se hacen llamar partidos políticos… Tampoco hay que olvidar a los funcionarios decentes, que también haberlos haylos. 

En fin, esperemos que esa candidatura de unidad de todos los españoles decentes tome la sabia decisión de nombrar a un «Cincinato», a un «Cirujano de Hierro» que no le tiemble el pulso y emprenda las acciones urgentes, imprescindibles, para salir de la terrible situación a la que nos han llevado los diversos gobiernos socialdemócratas de las últimas décadas… 

Pues «eso», esperemos que a lo largo de los próximos meses no haya que volver a decir lo de que «¡Ah pues, yo tengo en casa un botijo que en tiempo de verano hace un agua muy fresca!» 

Tampoco olviden que ahora viene la Semana Santa, y la Feria de Abril, y la de San Isidro, y la Champions League, y el Barça, y el Madrí, y el Betis, y el Sevilla… y, como se dice en Extremadura: «‘¡uffff… no me caldees la cabeza!»