Sr. Director:

Al calor de los rescoldos de la moción de censura, cabría señalar dos asuntos trascendentes sobre los que Tamames interpeló a Sánchez, pero que éste literalmente censuró sin respuesta alguna: Marruecos y Gibraltar. El volantazo político sobre el Sáhara, las cesiones en el ámbito agrícola que tanto perjudican al sector español, nuestras generosas donaciones en dinero y bienes, así como nuestro sometimiento a Marruecos por su continuo chantaje emigratorio, justificaban sobradamente una mínima explicación para intentar deshacer nuestras peores sospechas. Y lo mismo cabría decir sobre la tricentenaria ocupación de Gibraltar: única colonia en Europa y cueva de negocietes y chanchullos variados, convertida ahora también en peligroso cobijo de submarinos nucleares, bajo el comprensivo amparo de casi todos nuestros políticos. Y por último, respecto a la alusión con «mala idea» del cafinitrino Pachi López a Blas Piñar y el ninguneo que le hizo el propio Tamames, convendría recordarles que este notario fue un gran orador y de los mejores parlamentarios que han pasado por el Congreso de los Diputados, como demostró en las contadas ocasiones en que pudo intervenir por Unión Nacional en la I legislatura (1979-1982). Pero en la muy sectaria política española resulta impensable reconocerle algún mérito a quien fue leal hasta su muerte a unos Principios, hoy prohibidos, que juró defender.