"Bienvenidos: ésta es la casa de todos, es su casa. Las puertas están abiertas siempre para todos".
Con estas palabras el Santo Padre saludó a las ciento cincuenta personas sin hogar que el último jueves de marzo visitaron los Museos Vaticanos, invitados por la Limosnería Pontificia.
Eran las cinco de la tarde cuando, llegados a la Capilla Sixtina, los huéspedes recibieron la grata sorpresa de la visita del Romano Pontífice, que se presentó acompañado sólo por un mayordomo.
A cada uno de ellos un apretón de manos y su bienvenida: "ésta es la casa de todos, es su casa. Las puertas están abiertas siempre para todos" les dijo con cordialidad paterna.
"Recen por mí", les pidió. "Necesito oración de personas como ustedes", e invocó la bendición: "que el Señor los custodie, los ayude en el camino de la vida y les haga sentir su tierno amor de Padre".
El Papa se entretuvo con los huéspedes por más de veinte minutos, quienes después del encuentro con el Santo Padre y la visita guiada a la capilla Sixtina cenaron en el restaurante en el interior de los Museos. Sin duda, todo un gran detalle de una gran persona.
Enric Barrull Casals