Sr. Director:
No son muchos los viajes que te marcan con una gran sonrisa y una importante enseñanza sobre la vida. Durante mi estancia navideña en Asturias, y tras vivir durante unos días en el campo al lado de una granja bovina, he abierto los ojos acerca del gran esfuerzo y trabajo que requieren oficios como la ganadería, la pesca o la minería, entre muchos otros.
Al conversar con uno de los ganaderos de la alquería, éste me expuso algo afligido que su ocupación estaba en peligro de extinción, ya que actualmente nadie quiere ejercerla, pero que alguien, aunque sea una minoría tiene que hacerlo, puesto que la leche y las vacas no producen ni se cuidan ellas solas. A pesar de que estos animales sean ordeñados mediante modernos dispositivos, ellos deben alimentarlas, lavarlas, mantener cuidados y limpios los establos, producir la leche, e incluso ayudarlas a dar a luz a sus crías. Parece una tarea fácil, pero no lo es en absoluto.
¿Y qué me dicen de la pesca? ¿Qué me dicen de los marineros que pasan meses fuera de sus hogares jugándose la vida faenando en los embravecidos mares? O mismamente de la minería, ¿qué me dicen de los jóvenes mineros que empeoran su salud y se juegan la vida en los derrumbamientos de los yacimientos?
Me resulta vergonzoso que haya personas arrogantes que consideran que estos oficios son para personas labriegas y analfabetas. Mientras, grandes empresarios y políticos como la señora Villalobos ganen miles o millones de euros al mes por holgazanear y dedicarse a jugar al Candy Crush Saga.
No son muchas las personas que consideran, al igual que yo, que estos trabajadores deberían cobrar más que algunos políticos, empresarios y personas importantes. La profesión de estos señores es igual de digna que la de una persona preparada y con estudios. Tal vez la razón por la que no hayan podido ejercer un oficio mejor es porque, al igual que la mayor parte de los españoles, no han tenido dinero para pagarse unos estudios y una preparación; no porque no tengan talento. Tristemente, y aunque nos cueste reconocerlo, en la actualidad solo pueden estudiar las personas adineradas o con becas.
Por lo que podemos ver, algo que no parece gustarle a muchas personas, especialmente a algunos políticos y empresarios, es que el hijo o hija de un campesino o un obrero, sea mejor y tenga más capacidad que los suyos. Por desgracia no todo el mundo tiene un papá rico que puede pagarle los estudios a sus hijos.
Sergio de Fuente
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14/12/24 07:00