Sr. Director :
Desde que el hoy Papa emérito comunicara la renuncia al papado hace dos años, ese ejercicio de amor sin medida a la Iglesia, con la que sería, con toda seguridad, la decisión más difícil de su vida, han pasado muchas cosas que contribuyen al claroscuro de este momento histórico.
Sin embargo, entre los muros de la Ciudad Eterna, un hombre de aparente debilidad corporal y grandeza de espíritu, de saber, de cultura y de inteligencia, ora en silencio y vive ofreciendo su vida por la Iglesia y por el ministerio de su sucesor, el Papa Francisco. Benedicto XVI nos recuerda que Dios es el centro de la historia y que la fe nos permite un horizonte siempre abierto a la esperanza. La lección diaria del Papa emérito continúa como un susurro de verdad y de humildad que interroga al mundo y fecunda la vida de la Iglesia.
Suso do Madrid