Nada que ver con una arrogancia formal ni con un manual de distingos aristocráticos, por supuesto. Pero lo cierto es que al ministro de Educación, además de portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, investiga quién fue el malandrín que le colocó el sobrenombre de Gómez de Lugo, apellido compuesto que no tiene la misma prosapia… según puede verse. Y cuando lo encuentre… maldecirá haber nacido. Hispanidad redaccion@hispanidad.com