Sí, han entendido bien: la alcaldesa de Madrid ha cedido una parte del cementerio sur de Madrid, sito en el barrio de Carabanchel, a los musulmanes.
Solícita ella, lo está arreglando para que puedan darles tierra, una actitud poco higiénica y que recuerda el viejo chiste de la suegra:
-¿Nicho, tumba o incineración?
-No corra riesgos: los tres.
No me invento nada. Es el sistema habitual de entierro entre los musulmanes.
Es igual. Se trata de molestar a los cristianos, que es lo que le mola a Carmena (en la imagen). Y se trata también de perseverar en la radical falta de reciprocidad entre el mundo árabe y Europa: ellos persiguen a los cristianos, pero exigen practicar su religión en Occidente con total libertad.
¿Y por qué se lo permitimos? Pues porque a gente como doña Manuela (¡Abuelita, qué dientes más grandes tienes!) le encanta fastidiar a los católicos.
Hispanidad
redaccion@hispanidad.com
Carlos Ocaña se confirma como el hombre fuerte de Telefónica, en representación de Moncloa... y de Florentino
11/12/24 18:08