Sí, han entendido bien: la alcaldesa de Madrid ha cedido una parte del cementerio sur de Madrid, sito en el barrio de Carabanchel, a los musulmanes. Solícita ella, lo está arreglando para que puedan darles tierra, una actitud poco higiénica y que recuerda el viejo chiste de la suegra: -¿Nicho, tumba o incineración? -No corra riesgos: los tres. No me invento nada. Es el sistema habitual de entierro entre los musulmanes. Es igual. Se trata de molestar a los cristianos, que es lo que le mola a Carmena (en la imagen). Y se trata también de perseverar en la radical falta de reciprocidad entre el mundo árabe y Europa: ellos persiguen a los cristianos, pero exigen practicar su religión en Occidente con total libertad. ¿Y por qué se lo permitimos? Pues porque a gente como doña Manuela (¡Abuelita, qué dientes más grandes tienes!) le encanta fastidiar a los católicos. Hispanidad redaccion@hispanidad.com