Historia. Dos años atrás el Gobierno Rajoy retiró la tarjeta sanitaria a los inmigrantes ilegales. Hombre, si son ilegales no deben tener tarjeta sanitaria, por la misma razón que no deben tener carné de conducir o carné del Club de Campo. Otra cosa es que discutiéramos si resulta solidario que haya tantos ilegales mientras no ayudemos a reducir la inmigración (la emigración no es buena, es mala, significa que alguien no puede sobrevivir en su país de origen y huye).

Ahora bien, se les retiró la tarjeta sanitaria pero se les siguió atendiendo ante cualquier urgencia. Es decir, en las urgencias de los hospitales. Naturalmente, todo ilegal que se sintió enfermo se fue a urgencias… y las urgencias se colapsaron más de lo que ya estaban.

Ahora, el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso (en la imagen), un hombre sabio, da marcha atrás y se planta: no se les devolverá la tarjeta sanitaria pero se les atenderá, también, en los centros de salud. No es por solidaridad, sino para que no se colapsen las urgencias. Y así se colapsarán las urgencias… y los centros de salud.

Y los sin papeles -la necesidad tiene cara de hereje- seguirán empleando el mismo truco: sólo que ahora, cuando tengan una dolencia que exija hospitalización u operación, podrán elegir entre colarse por urgencias o ir al ambulatorio. Do you understand?

Hispanidad

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