Hace bien Pablo Casado en asegurar que si Vox quiere darle su voto en Andalucía, está muy dispuesto a aceptarlo. Porque lo que se pretende es relacionarle con un grupo de ultraderecha.

La verdad es que Vox no es ultraderecha, sino el producto de mucha gente harta de la tibieza del PP y de que, discrepar de la políticamente correcto, es decir, de lo impuesto por el Frente Popular (socialistas, comunistas y separatistas) que ahora gobierna a España con Pedro Sánchez como presidente.

Y también porque en España apenas hay ultraderecha, pero sí hay ultraizquierda: está en el parlamento.