El Consejo de Ministros de este viernes 22 ha aprobado un acuerdo por el que se autoriza la firma del tratado por el que se establece una Constitución europea. El "merchandising" ya está en marcha: mecheros desechables, bolígrafos, chalecos reflectantes,... Todo lo necesario para que el referéndum convocado para el 20 de febrero sea un "éxito". O sea, "movilizar" a la ciudadanía en un asunto que supuestamente, según De la Vega, nos preocupa mucho a los ciudadanos españoles. ¿El lema?: "Los españoles con Europa".

 

¿Cómo "vender" la Constitución?, en palabras de Moratinos. "No es fácil", reconoce. Simplificación, democracia, paz y derechos humanos son los términos utilizados. En su opinión, será un tratado constitucional de los ciudadanos frente a una Europa de los Estados. Además, se logrará simplificación en los organismos comunitarios ganándose eficacia. 

Y adelantándose a la demanda de las fuerzas de izquierdas, Moratinos considera que los derechos sociales están suficientemente garantizados, aunque reconoce que posteriormente pueden ser desarrollados por los Estados miembros. Es decir, casi, casi, que se trata de un acuerdo de mínimos.

La demagogia llegó a su cumbre cuando Moratinos se refirió a la "mayoría de edad" de los españoles para decidir nuestro futuro colectivo con el resto de los ciudadanos europeos: "Es un día importante para expresar una vocación. Tenemos ya 18 años de ser europeos y ahora tenemos la capacidad de tener una Constitución". Algo así como "niño, ya puedes votar". Lamentable.

Claro que para demagogia, la de De la Vega: "El Gobierno quiere andar junto a los ciudadanos con una constitución común inspirada en los valores de la paz, la democracia, la libertad y la solidaridad". Digiérame usted eso.

La campaña por el sí constará de una primera campaña de la mano de las comunidades autónomas: "Avancemos todos juntos y yo el primero por la senda constitucional". Posteriormente, el Gobierno involucrará a los agentes sociales: sindicatos, patronal y universidades. Ya saben: "La ciencia al servicio de la política". Finalmente, vendrá la fase institucional propiamente dicha. Todo ello, con el fin de "movilizar" a los ciudadanos en este debate histórico. Bueno, debate, debate, no hay mucho. Porque el subconsciente colectivo del español está marcado por el complejo pirenaico. Y el Gobierno explota el complejo con particular eficacia.