David Cameron (en la imagen) ha aceptado un referéndum dentro de dos años, en el que los escoceses decidan si se separan del Reino Unido o no. Piensa el premier que va a ganar, aunque a 24 meses vista los nacionalistas caledonios tienen tiempo para forzar la máquina de los sentimientos y lograr un resultado secesionista.

En cualquier caso, ¿qué ocurre si, como espera Cameron, ganan los partidarios de mantenerse en la Unión? ¿Cuánto tardarán los independentistas en solicitar un nuevo referéndum? Y si ganan los separatistas, ¿habrá otro referéndum pro-unión? ¿Qué consulta legitima a uno o a otro bando?

El problema de la autodeterminación es doble: habla de identidades, no de principios, con lo que no se discute el Estado de Derecho sino el tamaño del Estado. Esto es, un callejón sin salida.

En segundo lugar, se supone que si Escocia forma parte del Reino Unido de la Gran Bretaña, deberían ser todos los ciudadanos los que votaran en el referéndum, no sólo los escoceses.

Pero basta la primera pega para cuestionar la decisión de Cameron.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com.