Pero lo más gracioso de la modesta subida de Zapatero, y sin duda digna de aplauso, es la reacción del mundo económico.

 

La prensa especializada advierte que Zapatero puede hundir la política del déficit cero y que el vicepresidente económico, Pedro Solbes, convertido, no se sabe muy bien por qué, en el guardián de la ortodoxia fiscal, se encuentra cada vez más solo. Todo ello por 24 euros de subida al mes.

 

Se da la circunstancia de que la obsesión por el déficit fiscal no se corresponde con un espacio político determinado. Así, George Bush y José María Aznar, aliados estratégicos contra el terrorismo, tienen dos imágenes muy distintas de la economía. Para Aznar, nada más importante que el equilibrio de las cuentas públicas. Por el contrario, Bush prefiere bajar los impuestos, aun a costa del déficit.