El diario El País nos informa que la obra blasfema “Me Cago en Dios", que pudorosamente (los progres ilustrados son muy púdicos) aluden como MCED, y que se emite en el Círculo Bellas Artes de Madrid, cuenta, según el diario de Polanco, con "un público entregado". Y anuncia que ya está vendido "el aforo de 50 localidades para varios días". Naturalmente, como que la obra se representa hasta el próximo domingo.
Por supuesto, cuando se trata de un insulto a
Pero el máximo responsable del socialismo madrileño, Rafael Simancas, ha ido más allá. Para Simancas, Esperanza Aguirre ha cometido un "culturicidio" (no es preocupante, Simancas es todo un cristófobo y es capaz de inventarse palabros de ese tonelaje y aún más gordos) por dirigirse al Círculo de Bellas Artes para expresar, muy delicadamente, su malestar ante la blasfemia que pagamos todos los españoles. Pues bien, eso, para la izquierda madrileña, es un "culturicidio". Quizá cabría esperar una cierta solidaridad de Simancas, algo así como "Oiga, yo no soy creyente, pero la verdad es que esto hiere la sensibilidad de gente que no piensa como yo, además de ser una grosería".
Por cierto, es falso que Iberia, patrocinador del Círculo, no haya protestado. Lo ha hecho, y por boca de uno de sus directivos, sólo que el Círculo ha preferido no hacerle caso y seguir gozando de la publicidad del escándalo.
Pero no: A Dios o se le ama o se le odia, y ya sabemos en qué punto están los socialistas madrileños y quienes les amparan, el PSOE del muy tolerante Rodríguez Zapatero, quien todavía no ha abierto la boca para comentar la cuestión. Realmente, los cristianos sabemos ahora qué podemos esperar del socialismo. No queda otro remedio que pasar a la acción. Si Esperanza Aguirre no retira la subvención al Círculo, al igual que el Ayuntamiento de Madrid, habrá que condenar en las urnas a Esperanza Aguirre y Ruiz-Gallardón. Si Simancas continúa profiriendo, no ya bestialidades, sino sencillamente canalladas, entonces habrá que recordárselo también en las urnas.
Verán. Este 2004 es un año muy especial. Los nacidos al terminar
Al parecer, en el PSOE no se han enterado. Para ellos,
Pero las dos Españas de hoy no son las dos Españas de ayer. Hoy, la izquierda y la derecha se confunden en sus planteamientos de política económica y social, y el internacionalismo actual camina por otras vías. Hoy, los españoles se dividen en dos: los que creen en Dios y los que no creen. Los españoles, y también el mundo. Y vuelve a repetirse lo antedicho: A Dios o se le ama o se le odia. Con alguna excepción, el agnóstico de hoy no es respetuoso con los creyentes: sea por envidia, sea por desesperación, odia aquello que no tiene, y es un anticlerical de mucho cuidado. No es que tolere o vuelva la cabeza por la obra blasfema del Círculo: es que está feliz con esa blasfemia, está feliz por el daño que ocasiona al objeto de su odio. O sea, como el amigo Simancas.
Así que al españolito que viene al mundo, una de las dos Españas ha de helarle el corazón. Sólo que, en este caso, siempre es la misma España, la anticlerical, la que golpea, sea de izquierdas o de derechas: los cristófobos golpean y los creyentes aguantan. Y aguantarán hasta que estallen. Hasta que sucede lo que sucede. O lo de siempre: van como van y pasa lo que pasa. Por ejemplo, una guerra fraticida.
Eulogio López