Lo intentó hace cuatro años. Cándido Conde Pumpido acababa de ser nombrado Fiscal General del Estado. Los Conde Pumpido son una familia justa: hijo, sobrino, hermano de magistrados. Su esposa no podía ser menos: la magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Madrid contaba con el apoyo de la minoría progresista para cubrir una de las vacantes de la Sala Quinta, la de lo Militar, del Tribunal Supremo. Los 23 años de experiencia judicial y su puesto de magistrado en el tribunal Superior de Justicia de Madrid no fueron suficientes para que Clara Martínez de Careaga, esposa del fiscal general del Estado ganara el concurso.
Ni para ella ni para ninguno de los candidatos. Pero ahora que las aguas vuelven a su cauce y que parece haber entendimiento político para la renovación del Poder Judicial, Martínez de Careaga vuelve a la batalla por el sillón de la Sala de lo Militar.
Mientras, otro juez no oculta sus denodados esfuerzos por acabar con ETA. Baltasar Garzón tomó declaración este viernes a trece miembros de Askatasuna solo ante el peligro. El juez instructor de la Audiencia Nacional aspira, con el beneplácito de Rubalcaba, a presidir el órgano que se encarga, entre otras cosas, de los delitos de terrorismo.