Excelentísimo Presidente de la República Islámica de Irán. Quiero felicitarle por la calidad humana y elevados valores que demuestran sus ciudadanos, como D. Youcef Nadarkhani, quien fiel a su conciencia declaró en Gilan que apostatar de su fe en Cristo sería blasfemar y no lo puede hacer. Y ello a pesar de sufrir la amenaza de morir si no se retracta.
Por si desconoce el caso, autoridades judiciales de su País son los que actúan de manera tan abusiva, pues todo se ha tratado ante la Audiencia Provincial de Gilan. Y, lo que es quizá más grave, parece que alguna ley les da pie para ello.
Por todo ello, su intervención es requerida para restablecer la justicia urgentemente, ante un caso de extrema y flagrante injusticia hacia un inocente, un hombre pacífico que sufre por sus pacíficas convicciones.
Supongo que convendrá conmigo que defender convicciones religiosas pacíficas, compartidas en algún grado por más de la mitad de la población mundial, no puede suponer en modo alguno motivo de ser procesado, y mucho menos ejecutado. En cualquier caso, ¿proponer un sistema de espionaje para controlar lo que piensa la población?, ¿proponer sentenciar a muerte a la mitad de la población mundial?, ¿o los ciudadanos de otros países conservan sus vidas gracias a una injusticia legal?, ¿los ciudadanos iraníes que abrazan el cristianismo u otra religión o se vuelven agnósticos, mientras viven en otros países, deberán ser deportados como gesto de buenas relaciones diplomáticas con Irán, para que puedan ser legalmente ejecutados?, ¿y los ciudadanos cristianos, judíos, hinduistas, ateos,… que se hacen musulmanes… ellos también deben ser ejecutados si no reniegan del Islam?
Como ve, estas preguntas plantean algunos flecos legales que parece que necesitan ser resueltos. No sé si no había reflexionado sobre ello. Y si me responde que el asunto no es de leyes, mas que su religión obliga a ejecutar a este inocente, le diría que revise entonces si su religión no será falsa.
Y además, háganoslo saber, porque entonces en los demás países debemos redactar leyes prohibiendo su religión (y consecuentemente los permisos legales de asociación y de apertura de lugares de culto que sin problemas de ninguna clase consiguen ahora), por ser una amenaza para la convivencia y la paz social y por imponer a sus adeptos leyes contrarias a los derechos humanos y a casi todas las legislaciones del mundo, no sea que sus correligionarios estén enseñando en sus cultos que hay que matar a personas como D. Youcef Nadarkhani y que de aquí a unos años, creyendo hacer justicia, comiencen a realizar esas ejecuciones por su cuenta, o que se organicen en partidos políticos como el suyo, que exijan la introducción de semejantes leyes en nuestros países.
Como ve, si nos aclara cuál es el problema nos hará un gran favor, para tratar de evitar males gravísimos que puedan venir. Pero tanto si es capaz de corregir los problemas que tiene y darnos garantías de la defensa de la libertad de conciencia y de la libertad religiosa como si no, sepa que el resto del mundo no va a aprobar leyes para asesinar a ningún nuevo musulmán que abandonó otra religión antes. Y si algún país lo hiciere, sepa que yo protestaré como ahora protesto ante esta injusticia.
Por cierto, si no entiende la actitud de este conciudadano suyo, quiero revelarle una realidad que quizá desconozca: Jesucristo está vivo. No puede pretender, por tanto, comparar a Jesucristo con Mahoma, ni dar coces contra el aguijón.
Deseándole lo mejor, para usted y para su pueblo.
J. Raúl Marcos