El presidente del tribunal de Cuentas ha arremetido en la mañana del miércoles contra la proliferación de los comités de sabios. El ciudadano se pregunta si tiene lógica tanto gasto para sugerir y controlar, apunta. De la misma manera, sugiere que la descentralización hacia los tribunales de cuentas autonómicos, ha supuesto un incremento de coste sin producirse una mejora de la eficiencia. Eso sí, sostiene la teoría de la colaboración en lugar de la competencia, aunque reconoce que la competencia es lógica. El nuevo quiere pelear sus competencias y el viejo mantener.
Sin embargo, desde su óptica, si la competencia se sustituye por colaboración, el ente autonómico asumiría que es parte del Estado y trabajaría con visión de conjunto. Aunque reconoce que la colaboración institucional es más compleja que la jerarquía, apunta a que a la larga es más eficaz. Y todo ello manteniendo siempre el principio de que el todo es más que la suma de las partes. En resumen: un follón que viene a decir lo siguiente: la descentralización por una parte y la integración en el Tribunal de Cuentas Europeo, por otra, es un carajal. Pero al mal tiempo, buena cara.
Pero la crítica más mordaz de Nieto se dirige a los comités de sabios. En su opinión, sabio e independiente es una contradicción in terminis porque para ser sabio de una entidad compleja, hay que conocerla por dentro. Con la Iglesia hemos topado, señala jocoso. Y es que el presidente del TC está muy molesto de haber informado sobre los riesgos morales de RTVE sin que nadie le haga caso. El problema del Ente señala- no es de gestión, sino de organización. Las responsabilidades se diluyen, los costes se desconocen, los retornos también, no existen protocolos y, si existen, no se cumplen y el sistema mismo es un estímulo a la negligencia. Se puede decir más alto, pero no más claro.
A su juicio, los sabios deberían investigar si los procesos de promoción en la función pública son los adecuados o están fomentando la lealtad al gobierno que saca la plaza más que a la institución. Deberían conocer por qué existe insatisfacción en el usuario de los servicios públicos y por qué la administración no es capaz de retener el talento. Esto sí que es de sabios, señala nieto con sorna.