Pasamos de la legislatura del romanticismo a la de los euros. La vicepresidenta primera del Gobierno, doña Teresa Fernández de la Vega, lo comentaba con regocijo: "Tenemos dinero". Una consigna de hondo calado para ganar las elecciones. Vamos "sobraos" que diría un castizo. O como contaban en la vieja Castilla: "¿Será por dinero? ¡Pepe, apunta el bocadillo!". ¿Dientes? No sólo los dientes: le arreglamos el alma, si nos deja. Y gratis total.

No lo duden, el resto de la legislatura estará marcada por este frondoso espíritu de generosidad del Gobierno. La junta de Andalucía te da un piso, Maleni un AVE y el destripa-embriones Bernat Soria te arregla los piños en un santiamén.

Que no es broma, que si algo tiene De la Vega es una genial habilidad para lanzar consignas: Tenemos dinero. Ni tregua de ETA ni paz en el País Vasco ni perrito que nos ladre: Tenemos dinero.

Sólo hay que aportar ideas. Desde este modesto confidencial aporto una que me ofreció un viejo lobo del periodismo político español, de edad provecta, durante un debate radiofónico. Hablábamos del Estado del Bienestar y de su financiación, cuando mi interlocutor advirtió que la Viagra era, sin duda, una de las prestaciones pendientes, de las más deseadas por el pueblo. Y ganó el debate porque reconozco que me encontraba demasiado atónito para responder ante tan brillante sugerencia.

ZP: ahí tienes tu oportunidad. Para las próximas elecciones, Viagra para todos. Ahí tiene usted, señor presidente, una cosecha de votos segura entre una población adulta tirando a encorvada. Otrosí: una medida muy progresista. ZP: Viagra para todos. ¿Acaso no eres consciente de que tenemos dinero?

Eulogio López

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