La multinacional francesa Alstom estaría en la quiebra si no fuera porque el Gobierno francés tiene un concepto muy patriótico de sus grandes compañías. Como el resto de europeos, no es tonto, aunque lo parezca. Bruselas está estudiando el caso Alstom por si fuera necesario sancionar a París por las ayudas públicas otorgadas a la compañía. Por su parte, la alemana Siemens compite con Alstom en diversos sectores, entre otros en la construcción de módulos de ciclo combinado, o producción de electricidad mediante la combustión de gas. Para ser exactos, y así entramos en materia, Alstom ha conseguido que Repsol-Gas Natural le otorgue la construcción y mantenimiento de los tres módulos de ciclo combinado de Cartagena. Cada uno de esos módulos tendrá una potencia de 400 MW, hasta un total de 1.200. El coste de mercado entre fabricación, puesta en marcha y mantenimiento supera los 500 millones de euros. Pues bien, se da la circunstancia de que Siemens y General Electric presentaron ofertas en tiempo y forma. Sin embargo, "diez minutos antes" del final del partido, la francesa Alstom se descuelga con una oferta aproximadamente un 10% inferior a la de Siemens y resulta ganadora. Es más, cuando el 'tribunal' se plantea la opción, Alstom exige avales bancarios complementarios. No estaban dispuestos a que la delicadísima situación de la empresa francesa de bienes y equipos le impidiera cumplir con el contrato.

Pero es que hay más. Para todas las eléctricas españolas, incluida Gas Natural, las turbinas de ciclo combinado de Alstom no cumplían los niveles de calidad exigibles y habían ocasionados no pocos problemas en las centrales donde se habían instalado. Es más, Siemens, General Electric y Mitsubishi se habían quedado con el mercado. Nadie quería oír hablar de Alstom, entonces, ¿a qué viene esa resurrección en uno de los ciclos combinados más importantes de España?

Si hemos de hacer caso a la propia Siemens, que está bastante escocida, el Gobierno español, y en concreto el vicepresidente económico Rodrigo Rato, habría presionado a Repsol-Gas Natural en beneficio de los franceses. No olvidemos que Siemens acaba de recibir varios varapalos en España. Por un lado, en la construcción de la alta velocidad para Renfe. Por otro, en el caso que nos ocupa. En Siemens se sienten maltratados y consideran que el Gobierno español podría estar vengando las sucesivas reducciones de plantilla en sus factorías españolas. Una reducción de plantilla que no ha culminado, ni mucho menos, como ya hemos venido informando en hispanidad.com.

La pugna entre Siemens y Alstom también ha tenido parada y fonda en París. Días atrás la multinacional alemana realizaba una presentación ante analistas en la que acusaba de dumping económico. Mientras recibe subvenciones públicas del Gobierno francés, se permite presentar ofertas hasta un 10% más baratas que los competidores. La acusación de Siemens fue recogida por el banco de inversiones norteamericano, Merrill Lynch, cuyo informe provocó una bajada de las acciones de Alstom al asegurar que con esas ofertas de precios Alstomn se quedaba sin margen.

En cualquier caso, lo que si parece cierto es que España sigue necesitando una empresa de construcción de bienes de equipo, tanto en energía, como en comunicación y transportes.