Sr. Director:
En la recién inaugurada conferencia mundial de la Organización para Agricultura y la Alimentación, el Cardenal Secretario de Estado de Benedicto XVI, leyó un mensaje en el que el Papa -una vez más- alienta a la comunidad internacional a "asumir nuevos compromisos con el propósito de realizarlos con determinación".
Tras asegurar la colaboración de la Iglesia Católica a los esfuerzos internacionales para combatir el hambre, el Pontífice renueva el firme y apremiante llamamiento contenido en el histórico "Decretum Gratiani" y que sigue siendo de gran actualidad para cuantos participan en esta cumbre: "Da de comer a aquel que se está muriendo de hambre, porque, si no le habrás dado de comer lo habrás matado".
¿Cómo es posible permanecer insensibles a los llamamientos de quienes, en diferentes continentes, no logran alimentarse suficientemente para vivir?
Pobreza y malnutrición no son una mera fatalidad, provocada por situaciones ambientales adversas y por calamidades naturales desastrosas. Por otra parte, las consideraciones de carácter exclusivamente técnico o económico no deben prevalecer sobre los deberes de justicia hacia los que padecen hambre. El derecho a la alimentación "responde principalmente a una motivación ética: "dar de comer a los hambrientos" (Mt. 25,35).
Estas palabras de Benedicto, deberían hacernos pensar que los bienes están al servicio del hombre y no al contrario, así que debemos encontrar la manera de que todos alcancemos lo preciso para vivir.
Elena Baeza
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