La inmobiliaria, con una deuda que supera los 7.000 millones de euros, solicita, no sólo una refinanciación, sino otros 250 millones. El esposo de Cayetana, Joaquín Güell negocia la letra pequeña. Lo cierto es que el caso Reyal Urbis ha enfrentado a Botín con su hija Ana Patricia

Reyal se convirtió en la primera inmobiliaria cuando el compró Urbis a Banesto. Ojo, le compró Urbis a Banesto con dinero del Santander, en una de esas operaciones de apalancamiento máximo que tanto gustaban a la banca antes de la crisis.

Naturalmente, cuando estalló la burbuja también estallaron los problemas. Ana Patricia Botín, presidenta de Banesto, con la aquiescencia, naturalmente, del Santander, decidió aplicar el ya manido truco de convertir una cartera de morosos en cartera de inversión: en otras palabras: crea una sociedad con Reyal y convierte a Santander-Banesto en ladrillero. Así puede provisionar menos.

Pero no basta. La deuda total de Reyal-Urbis supera los 7.500 millones de euros. El año pasado refinanció 3.000 y ahora no avanza en la refinanciación de los 4.800 millones de restantes, con un sindicato bancario encabezado por el Santander, como acreedor. Eso sí, el cachondo del Ceo de Banesto, José García Cantera, asegura, sin despeinarse, que ellos no son sino un pequeño acreedor. Tiene toda la razón: el grueso de la deuda corresponde al Santander, lo que ha hecho que don Emilio se enfade un tanto con su hija Ana Patricia y que el Ceo del Santander, Alfredo Sáenz, recuerde a quien quiera oírle que él no le habría venido Urbis a Reyal porque la tenía preparada para Florentino Pérez. El caso es que Santamaría, íntimo amigo y anfitrión de fin de año en Baqueira Beret del presidente del Congreso, José Bono, a quien le encanta emparentar con la riqueza, se llevó el premio que ahora parece castigo.

Pero no se rinde. La última es que ha contratado a Lazard para que Emilio Botín se apiade de él y no sólo le refinancie los 4.800 millones sino que, además, le preste otros 250.

No olvidemos que Jaime Catellanos tiene en plantilla un tal Rodrigo Rato, fichado para cerrar operaciones... en un periodo donde no se cierra operación alguna.

Ahí tiene oportunidad Rato de lucirse y dejar su huella, acompañado por su número dos en Lazard, Joaquín Güell, esposo de la famosa diputada del Partido Popular y estrella mediática, Cayetana Álvarez de Toledo.

Lo tiene difícil, porque el lema favorito de don Emilio es lo que no son cuentas son cuentos, y el cántabro anda muy, pero que muy mosqueado con Rafael Santamaria.

Eulogio López

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