Lean la noticia de Hispanidad sobre la rueda de prensa conjunta del presidente mexicano (¡qué vergüenza, señor Calderón!) y de Rodríguez Zapatero, celebrada el martes en el Palacio de la Moncloa. Sólo la podrán leer en Hispanidad, a pesar de que estaba toda la clase periodística española. La clave se llama consenso. Ambos mandatarios, es decir, sus comisarios de prensa, deciden que sean un periodista español y otro mexicano, todo muy paritario, quienes ejerzan como portavoces del resto de la profesión y realicen preguntas comunes a ambos mandatarios. Es el espíritu de consenso, que tanto ama nuestro dilecto Mr. Bean: Diálogo (de besugos), talante (por detrás y pro delante) y consenso (de siempre, de fuera hacia dentro). Incluso cuando una cabreada periodista mexicana intentó romper el consenso, ambos preclaros estadistas le despreciaron, seguramente por antidemocrática.

La teoría del consenso trata de terminar con uno de los pocos reductos de la libertad de prensa: las ruedas de prensa. En una conferencia de prensa, cualquier loco, es decir, cualquier periodista no amordazado, puede ponerte en un apuro. Por ejemplo, Hispanidad lleva tres desayunos informativos con el Presidente Zapatero traspasando al moderador la siguiente pregunta para el señor Zapatero : ¿Es usted masón? Los moderadores se han encargado siempre de tirarla a la papelera.

Peor en las ruedas de prensa no hay o no había- moderador, por lo que (¡qué espanto!) un periodista podría preguntar lo que interesa al público, o simplemente coger en un renuncio a ZP (una hipótesis ciertamente difícil).

Está modalidad de rueda de prensa controlada, de conferencia de prensa contra la libertad de prensa, invento del zapaterismo, ha intentado ser copiada por las empresas. Por ejemplo, la compañía estatal RENFE hizo lo propio en la presentación de resultados del pasado año, cuando la compañía pagó a la estrella Mamen Mendizábal para que formulara al presidente de RENFE, José Salgueiro, cuatro preguntas en nombre de todos mis compañeros presentes. La bella, naturalmente periodista filosocialista, cobró por ello 9.000 euros, pero motivó una protesta pública de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) y RENFE se vio obligada a retroceder (veremos qué hace este año). Así que el presidente de los periodistas madrileños, y de la FAPE; Fernando González Urbaneja, ya tiene tarea. Porque, al parecer, los periodistas políticos han aceptado la teoría del consenso, que tanto en prensa como en política es lo que es: una práctica liberticida, como el dialogo y el talante, sólo que más peligrosa.

Eulogio López