Sr. Director:
Que el caso Faisán es la tumba política de Rubalcaba, como le espetó en la sesión parlamentaria de control al Gobierno el diputado Gil Lázaro, puede sonar a un exceso dialéctico, pero el augurio tiene trazas de convertirse en una fatídica y próxima realidad.
Que el caso Faisán es la tumba política de Rubalcaba, como le espetó en la sesión parlamentaria de control al Gobierno el diputado Gil Lázaro, puede sonar a un exceso dialéctico, pero el augurio tiene trazas de convertirse en una fatídica y próxima realidad.
El todopoderoso vicepresidente primero, el que todo lo ve y todo lo sabe de todo el mundo no es capaz ahora de convencer a nadie de su ignorancia ni de su inocencia en asunto tan trascendental y delicado.
Las sacudidas y reacciones rotundas de otras ocasiones han dado paso, esta vez, a un rostro menos envarado, a una réplica entumecida y débil, a una respuesta sin convencimiento.
Rubalcaba puede estar contra las cuerdas, que mil veces antes había sorteado con éxito, pero que ahora lo han maniatado completamente. Además, recuerden, es el ministro que advirtió de que un Gobierno que miente no puede gobernar España.
Jesús Martínez Madrid