España se convierte en el matadero mundial de embriones humanos. Ninguna legislación, en todo el planeta, permite lo que el jueves aprobó el Congreso de los Diputados. En España se podrá fabricar seres humanos presuntamente para curar enfermedades, fecundar todos los óvulos que se quiera para ser congelados y eliminados más tarde, practicar la eugenesia, clonar seres humanos y mezclar hombres y animales
El 16 de febrero pasará a la historia como el Jueves Negro del derecho a la vida en España. Con la aprobación en el Congreso del proyecto de Ley de Reproducción Asistida, presentado por la ministra de Sanidad, Elena Salgado, España se convierte en el matadero mundial de seres humanos. Ninguna norma, en todo el planeta es tan permisiva como los embriones humanos, es decir, con personas dotadas de individualidad genética propia, como el texto defendido por Elena Salgado, en un discurso parlamentario que hubiera provocado pavor a los eugenistas británicos de los años veinte de pasado siglo o al mismísimo Adolf Hitler, respondido por la popular Mercedes Roldós. La ley, en resumen, convierte al ser humano no nacido en cobaya de laboratorio, y a la FIV en criaderos de personas, campos de concentración camino de los campos de exterminio.
Los populares estaban atados por su norma de noviembre de 2003, que abrió la vía para la experimentación, es decir muerte, con embriones sobrantes de la fecundación in vitro. Países como Alemania, con gobierno socialista, decidieron dar marcha atrás y aunque no prohibieron la FIV, obligaron a que todos los óvulos fecundados fueran inseminados en la mujer que quería tener hijos. En definitiva, eliminaron los embriones sobrantes. Para no desdecirse, con ánimo vergonzante, los diputados del Partido Popular votaron sus propias enmiendas sobre los aspectos más brutales de la norma pero sólo uno, Eugenio Nasarre, quiso votar no al conjunto de la norma (aunque, al no ser ley orgánica, no se votaba en pleno, por considerar que la norma atentaba contra su conciencia). Uno sólo entre 146 diputados. El discurso de la diputada del Partido Popular, Mercedes Roldós, tampoco es gran cosa. Había que seguir el juego y marcar diferencias con el PSOE. Sólo eso.
Una vez más, el aparato de propaganda del Gobierno Zapatero ha funcionado como un reloj. Se aprobaba el proyecto de ley más atentatorio contra el derecho a la vida la misma jornada en que se filtra desde Moncloa a los dos periódicos catalanes, La Vanguardia y El Periódico, convertidos en las voces más autorizadas de La Moncloa, la posibilidad del final de la violencia en Euskadi, con una tregua de la organización terrorista ETA. De esta forma, la ley que la Conferencia Episcopal Española ha definido como una OPA hostil contra el hombre (comunicado de la CEE), fue defendido por el PP de forma tangencial. El resto de la cámara, incluidos los partidos de la internacional democristiana, PNV y UDC, votaron a favor de una ley que Adolf Hitler no pudo llevar a cabo porque no poseía las técnicas necesarias. La Iglesia católica ha advertido reiteradamente a los políticos que si son católicos no pueden aprobar leyes de aborto o de reproducción asistida, porque atentan contra la ley moral natural y contra la doctrina de la Iglesia. Es muy posible que Eugenio Nasarre, además, sea multado por la Dirección de su Grupo.
Sólo partidos extraparlamentarios, y entre ellos Familia y Vida, han defendido el derecho a la vida sin tapujos. Por otra parte, la plataforma Hay Alternativas ha denunciado la mentira de afirmar que todas estas técnicas homicidas se realizarán con motivos terapéuticos o científicos. A estas alturas, todo el mundo sabe que tales experimentos pueden hacerse por otras vías, sin necesidad de matar a nadie porque las células totipotentes no son sólo las embrionarias. Es más, hay serias dudas, no sólo sobre la hipótesis de que las células embrionarias puedan curar alguna patología, sino sobre el hecho de que puedan producir tumores cancerígenos.