Desde que el 1 de enero de 2012 Rajoy abordara el subidón del IRPF, con especial hincapié entre los que cobraban más de 18.000 euros anuales y los que cobraban menos de 40.000, las cosas han ido de mal en peor. Esos son los grandes damnificados de don Mariano. Las clases medias, las que sacan adelante un país trabajan más y cobran menos, se proletarizan.
Sin embargo, en paralelo, España se está llenando de plutócratas. El rentista gana. Para ser exactos, gana el financista. Los fondos han invadido España en busca de gangas, porque España está muy barata. La Bolsa, con permiso de Putin, sube, y el capital financiero llega a raudales, para satisfacción hinchada del Gobierno.
Ahora bien, ¿qué compra ese capital Compra gangas. Inmuebles devaluados, luego carteras de crédito y ahora empresas a precio de saldo. No para gestionarlas, sino para revenderlas, por lo general por trozos. Hay fondos de capital-riesgo que lo hacen en años -y estos son menos nocivos-, y los hay que compran y venden en meses.
En cualquier caso, la prueba del nueve la tienen en la noticia de la mañana del viernes 2. El bono español a diez años bajaba del 3% de interés, el más bajo que se recuerda. Al mismo timepo, Eurostat nos informaba que España volvía a encabezar el paro en la Unión Europea: nada menos que cuatro puntos sobre el doble de la media continental. Vamos, del 11% de media en Europa al 26% en España.
En definitiva, España entró en la crisis en pelotón y está saliendo en abanico, con las clases medias -las de la pequeña propiedad privada- proletarizas. Tenemos cada vez más plutócratas y cada vez más proletarios. Y a eso le llamamos recuperación.
Eulogio López
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