Tensaron tanto la cuerda que ha acabado por romperse. Portugal Telecom jugó a las siete y media y se han pasado 40 pueblos. Ya lo dijimos en este confidencial. Tras la sentencia de Luxemburgo que declaraba ilegal la acción de oro, Telefónica se mostró dispuesta a negociar pero no a elevar la oferta, que ya había pasado de los 5.700 millones iniciales a los 7.150 millones. Hasta el último minuto se mantuvo la oferta. Pero PT optó por dejarla pasar. Como los trenes de las oportunidades. En Telefónica lo tienen claro: esa oferta ya no existe. Regresamos a la casilla de inicio, aunque desde PT se deje caer que las negociaciones siguen vivas. Pura estrategia para tratar de evitar el despeñe de la cotización. Vano intento.
Por si no había quedado claro, la compañía de Alierta anuncia que ha contratado los servicios de un despacho holandés para deshacer el acuerdo con Portugal Telecom para el control de Vivo. Es verdad que ambas compañías tenían un compromiso de permanencia de 25 años. Pero también es verdad que existía la posibilidad de divorcio según unas causas tasadas. Y el uso de la acción de oro y los obstáculos del gobierno portugués son una de ellas, sin duda. Sobre todo porque ocurre que el hombre del presidente Sócrates en Portugal Telecom es nada menos que el presidente de Portugal Telecom, Zeinal Baba. Son tan amigos que Sócrates fue uno de los distinguidos invitados en la celebración de su 40º cumpleaños. Con pajarita, por supuesto.
Además, el despacho holandés contratado no es uno cualquiera. De Brauw Balckstone Westbroek fue el despacho que construyó la joint venture entre Telefónica y PT para constituir Brasilcel, quien controla a la brasileña Vivo. Alierta juega fuerte. Y las perspectivas de un laudo satisfactorio por parte de la Corte de Arbitraje de la Haya son muchos. Eso sí, toca esperar. Entre 4 y 6 meses, según los expertos.
Lo que pasa es que en este caso, el tiempo juega a favor de la multinacional española. Porque es bastante probable que Telefónica pueda hacerse con Vivo por bastante menos que los 7.150 millones de euros ofertados en la última etapa. O dicho de otra manera: no se va a volver a pagar una prima política. Nunca mais.