El punto más débil de la macroeconomía española es la inflación, pero el control presupuestario no es que marche bien, es que bate récords de bonanza cada mes. Así, el secretario de Estado de Economía, Carlos Ocaña anunciaba en la mañana del martes, que la economía española presentaba un superávit del Estado hasta abril de 17.896 millones de euros, lo que equivale al 1,86% del PIB y representa un aumento del 44% frente a los 12.417 millones del primer trimestre. Considerando la espectacular marcha de la Seguridad Social, tampoco hay nada que temer por ese lado.
Por tanto, no es que las cuentas del Estado marchen bien, es que marchan, al menos para algunos, hasta demasiado bien. En España se está convirtiendo en realidad la paradoja de que la economía puede marchar bien pero las economías domesticas no tan bien. Ya hay voces que piden una mayor alegría en el gasto público.
Al mismo tiempo, se perfila una tendencia a solicitar vivienda pública, como única forma de conseguir vivienda digna a un precio asequible, aunque sea a costa de generar gasto público. Madrid ha vivido dos semanas seguidas de manifestaciones en pro de la vivienda protegida, y las calles comienzan a llenarse de carteles que dicen cosas como más pisos y menos policía. No se sabe qué tiene que ver la policía con las viviendas, pero el caso es que se reclama más viviendas. Eso sí que parece claro.