El 15-M (mayo de 2011) y el 12-M (el día después de los atentados hace siete años) comienzan a parecerse demasiado.

Ambos han surgido cuando la derecha se disponía a ganar las elecciones. En ambas fechas surgió en la derecha la teoría conspiranoide: para el PP era el PSOE quien lo había hecho todo. No era verdad. En ambas fechas, eso sí, el PSOE aprovechó de forma bastarda los 192 asesinatos y ahora está aprovechando de forma espuria el alarido social contra la clase política. Buenísimo lo del ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, apoyando a los concentrados en la madrileña Puerta del Sol, una de cuyas dos reivindicaciones principales era empleo. Es decir, que Gómez, miembro de un Gobierno que nos ha convertido en el país con más desempleo de todo Occidente comprende a quienes salen a la calle para recamar empleo. ¡Genial!

Por partes, yo creo que el movimiento 15-M comenzó bien y se ha pervertido en 72 horas. Comenzó como una explosión -naturalmente, por Internet- contra unos gobernantes que han hecho de la política su profesión y que, naturalmente, no quieren irse al paro. La solución no es otro sistema democrático sino algo tan simple como la limitación de mandatos para presidentes, ministros, diputados, senadores, consejeros y concejales. (Ocho años son más que suficientes pero no le haría ascos a cuatro).

Ahora bien, lo que lanza a mucha gente, creo que gente de bien, a la calle el día 15 es la economía financista en que vivimos. Ya sé que los primeros no conocen el término, ni falta que les hace. Saben que han sido los rentistas los que han provocado la crisis y que encima todos estamos pagando sus pérdidas con dinero y con desocupación. Por sus declaraciones entiendo que la mayoría no comprende los mecanismos de los mercados financieros. Ni falta que les hace, su conclusión es certísima: queremos otro sistema económico o, como rezaba una de las pancartas: no somos antisistema, el sistema es anti-nosotros.

Sí es cierto que en 72 horas el movimiento ya se ha pervertido. Okupas, antifascistas y totalitarios de diverso signo se lo han apropiado y parece cercano el momento en que las concentraciones se conviertan en botellones y en contenedores ardiendo. 'Rasputín' Rubalcaba sabe mucho de esto.

En cualquier caso, sería un desfachatez -ya lo está cometiendo- que el PSOE intente manipular el movimiento en su favor, cuando ellos no son la solución sino el problema. Y sería un error -ya lo está cometiendo- que el PP se enfrentará al movimiento porque su origen no puede ser más noble.

Eulogio López

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