La Asamblea de Naciones Unidas se ha convertido en un aquelarre de la filantropía universal. Los franceses, que nunca se dejan ganar en esta orgía de altruismo, proponen una tasa contra la pobreza, mientras los filántropos profesionales, llenos de espíritu oenegero insisten en el 0,7% del PNB.

El 0,7% no lo cumple prácticamente ningún país. El problema no es sólo de egoísmo sino de que muchos, por ejemplo Estados Unidos, por ejemplo el Reino Unido, por ejemplo Alemania, no están de acuerdo en que sea la ONU actual, de la que nadie se fía, y que se ha convertido en un nido de corrupción y de lobbies de poder, sea quien reparta ese dinero.

Respecto a las tasas, la verdad es que la tasa Tobin (porcentaje sobre el mercado especulativo de divisas) era una gran idea, y bien podría aplicarse a todos los mercados financieros. Ahora, bien, el problema es el mism no quién ingresa sino quién gasta.

Pero no nos engañemos, el conjunto entero de Naciones Unidas es hoy, medio siglo después de su puesta en marcha, una filfa, una estafa a gran escala. Para el equipo dirigente, los tecnócratas de la ONU, ya sólo existe un derecho sagrad los derechos reproductivos. La ONU se ha convertido en una máquina de abortos, esterilizaciones y otros atentados contra la vida del no nacido, quizás porque ha fracasado en lo que llamaríamos los derechos gastronómicos: la lucha de Naciones Unidas contra la miseria es nada y menos que nada.

Le quedaba el apartado polític refugiados, tratados de paz, misiones de guerra para terminar con las guerras. El conflicto de Iraq le dio la puntilla, aunque la verdad es que jamás llegó a existir algo parecido a eso que los políticos llaman derecho internacional, y que reducen a las decisiones del Consejo de Seguridad, que no hace más que salvaguardar un disfraz de democracia para que las grandes potencias sigan haciendo lo que les viene en gana.

La actual Asamblea de Naciones Unidas terminará en fracaso. Pero ya lo sabíamos antes de empezar. Quizás, la idea de la primera legislatura de Bush, idea expresada con muchas más propiciada por Juan Pablo II, sea la única salida: esta rueda tiene ya demasiados parches, se necesita una nueva ONU.

Eulogio López