Tiene 94 años, pero su cabeza rige a la perfección. Ahora bien, aunque su lucidez es innegable, su intestino sufre un cáncer de colon y operarle sería un riesgo muy grande. Hablo de un caso real, similar la de otros muchos casos reales. El padre de un amigo, para ser exactos.
Y como en otros tantos hechos cotidianos, mi amigo, sus hermanos y la esposa del paciente han decidido que le ocultarán su estado de salud. Naturalmente, lo hacen por su propio bien, para evitarles sufrimientos extras y naturalmente, para que “no se hunda". Es el paternalismo progre del siglo XXI.
Seguramente, como suele ser cada día más habitual, él se dará cuenta de ello pero esa no es la cuestión. La cuestión es que esposa e hijos le han robado a este hombre su libertad. Están decidiendo por él, a pesar de que sus facultades mentales, y pronto su libertad, es plena, y de que ya ha pasado la etapa de adulto hace décadas. Le están robando su libertad sobre su vida, su salud y su persona. Pero lo hacen por su bien, que conste.
Por cierto, están cometiendo una ilegalidad, dado que un médico no puede ocultar su estado de salud a un enfermo, pero el problema no es que sea ilegal, es que la filantrópica actitud de mi amigo es liberticida.
Ya sabemos el porqué, pero ahora nos falta saber la causa. La causa, claro está, es el miedo a la muerte. En una sociedad de la información, donde la virtud más valorada es la transparencia y el defecto más punible la opacidad, resulta que lo único que se oculta es lo inevitable. Hay una verdadera conspiración contra la vida en la hora de la muerte: médicos que mienten, o que aceleran la muerta utilizando fármacos para mitigar, no sólo el dolor, sino también la consciencia, es decir, la conciencia, es decir, la libertad, enfermeras que mienten, familiares que mienten, amigos que mienten. ¿A quién mienten? Al interesado. Al parecer, la muerte digna no es más que la muerte con engaño, una estafa.
¿Se imaginan una democracia donde alguien decidiera si usted es de los que deciden o de los que no deciden? Pues ese es el sistema imperante con el momento más importante de la vida: la muerte.
Eulogio López