De vez en cuando, hasta el gobernador socialista del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, da en el clavo: la culpa de la inflación, vino a decir MAFO, no es de los salarios, sino de las rentas empresariales. Justo cuando el plutócrata Trichet asegura que es vital la moderación salarial, a pesar de que el salario real ha vuelto a perder poder adquisitivo, por ejemplo en España.

Hay que tener mucha cara para exigir al asalariado o al autónomo que se apriete el cinturón cuando uno lleva tirantes. En 2007, las rentas salariales crecieron poco por encima del 3%, mientras el beneficio empresarial lo hacía al 20 y el mercado de valores, es decir, las rentas de capital, lo hacían al 30%. Y ahora que esas rentas de capital, es decir, la consecuencia de la especulación bursátil, han provocado con su codicia, la actual crisis que ha afectado a todos, no sólo a los especuladores, se exige a los demás, a los impecunes, que sean austeros.

Al menos, por una sola vez y sin que sirva de precedente, MAFO ha dado en el clavo: se ha puesto el servicio de su cargo al lado del débil.

Eulogio López