Los médicos aconsejaron a mi madre que me abortara ya que el embarazo era de alto riesgo, ha desvelado Susan Boyle en una autobiografía.
De haber sido inmolada, en el claustro materno a través del aborto, hoy no gozaríamos de una estrella de la música pop, internacionalmente aceptada. Su madre, con ocho retoños, rehusó tajantemente abortar a su hija. Nació Susan con un leve deterioro cerebral. Hoy lleva trajinados más de 9 millones de discos.
También el galán azteca, Eduardo Verástegui, tropezó con Dios tras una vida repleta de disipación. Renunció a la fama, Los Ángeles y Hollywood. Descubrí que el sentido de mi vida era conocer, amar y servir a Dios, que me preguntará: ¿cuánto me amaste? o ¿qué hiciste con los talentos que yo te di? Decidió responder a la llamada fundando Metanoia Films. Bella, que es un canto a la vida, fue la primera película, interpretada y dirigida por Verástegui.
En los últimos años ha colaborado en decenas de iniciativas atañidas al derecho a la vida, ha apadrinado chiquillos, ha acudido a revueltas en favor de la vida, ha dado conferencias exponiendo las secuelas del aborto, ha sido convocado por diversas universidades europeas, ha promovido proyectos de ayuda humanitaria y nunca ha abandonado el cine, el medio que le ha hecho famoso. Yo pretendo ser luz en la oscuridad, no condenar la oscuridad, me sirvo de la ayuda de Dios para seguir remando mar adentro, por mí mismo, no podría, afirmó.
Una de las vivencias más sublimes que tuvo en su vida fue cuando tuvo en su regazo a un bebé, de una madre que logró que no abortara. En ese momento se dio cuenta de que tenía que ser la voz de los que no tienen voz, ser un embajador de la vida.
Ciertamente es más audaz el que interrumpe la vida, la vida presente; pero más cruel el que priva de la luz al que debe nacer y mata a sus propios hijos antes de su nacimiento, afirma Marsilio Ficino.
Clemente Ferrer
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